No hay peatones ni Internet, los autos son blancos y los jóvenes no pueden tener barba: un argentino en la ciudad más extraña del mundo

Nicolás Pasquali es porteño y tiene 32 años. Está de viaje por el mundo desde hace 8 años y se propuso convertirse en el primer argentino en visitar todos los países del globo terráqueo. “Solo me faltan dos: Corea del Norte y Sudáfrica”, admitió con orgullo. Durante su travesía por Asia Central, descubrió una ciudad dueña de cuatro récord Guinness con una arquitectura resplandeciente y un estilo de vida bastante particular con restricciones inimaginables. “No hay wi-fi, todos los edificios son de mármol blanco y los autos del mismo color”, se sorprendió Nicolás al recorrer imponentes calles de Ashgabat, la capital de Turkmenistán.

“La ciudad me voló la cabeza. Increíblemente, es el lugar más raro que visité en mi vida. Es todo muy surrealista, ni siquiera ves gente caminando por la calle”, detalló. De hecho, contó que caminó en distintos momentos del día y se encontró que ni de mañana, ni de tarde, ni noche hay movimiento. “Eso me preocupó bastante y hasta me dio miedo”, admitió.

Nicolás especificó que “a Turkmenistán ingresan, como máximo, unas 10.000 personas al año; de las cuales apenas 1.000 son turistas”. Esto se debe, según explicó, a que “ese país tiene uno de los visados más difíciles del mundo”.

Ubicada en medio del desierto de Karakum, la ciudad de Ashgabat se destaca por ser una de las urbes más lujosas, vacías, limpias y exageradas del mundo. De hecho, emerge como una especie de oasis “blanco” que capta la atención de los turistas que la visitan. Ese color no solo se hace presente en los edificios, monumentos, estatuas, universidades y hoteles, sino también en los autos.

Esta regla se implementó debido a que el color blanco es considerado un símbolo de buena suerte y prosperidad en la cultura turcomana. Las autoridades prohíben la circulación de vehículos de otros colores, y aquellos que no cumplen con esta norma deben pintar sus vehículos o enfrentarse a multas y restricciones.

“A primera vista, Ashjabad parece sacada de una película futurista con sus brillantes edificios de mármol y monumentos colosales. Sin embargo, bajo esta fachada de modernidad se esconde una sociedad regida por normas y tradiciones estrictas, donde el control gubernamental es omnipresente”, enfatizó Nicolás, que comparte en su Instagram (@n_pasquali) todos sus viajes.

argentino en Turkmenistan
Turkmenistán fue el país 185 de los 194 que lleva visitados Nicolás Pasquali hasta el momento. (Foto: IG @n_pasquali)

Ashgabat no es solo un compendio de récords y arquitectura monumental sino también una ciudad donde se vive una realidad cotidiana bajo un régimen que controla estrechamente aspectos de la vida pública y privada. “Es un lugar hermético al 100 por ciento. Teníamos miedo de que nos pasara algo y que no pudiéramos avisarle a nadie. Ellos no se informan a través de celulares como nosotros. Sus celulares son obsoletos, no tienen Internet y solo sirven para hacer llamadas”, relató Nicolás, quien además advirtió que “no están habilitadas las tarjetas de crédito y todo se paga en efectivo”.

En cuanto a la tecnología, Turkmenistán se cerró al mundo digital mediante el bloqueo de plataformas globales de redes sociales y mensajería, tales como Facebook, Instagram, WhatsApp y YouTube, por orden oficial imponiendo así restricciones significativas en el acceso a la información global para sus ciudadanos. Así como tiene acceso restringido a Internet y la prohibición de instalar antenas parabólicas externas, la ciudad brilla con una limpieza y orden impecable, y sus calles amplias y bien cuidadas transmiten una sensación de calma y serenidad.

argentino en Turkmenistan
Nicolás tiene 32 años, es porteño y quiere convertirse en el primer argentino en dar la vuelta al mundo

Actualmente, la ciudad posee 543 edificios de inmaculado mármol blanco, los cuales están distribuidos en un área de 4,5 millones de metros cuadrados. Todo surgió por un capricho de Gurbanguly Berdimuhamedow, presidente del país desde 2006 hasta 2022, en su afán de ostentar el dinero proveniente de las grandes reservas de petróleo y gas natural que posee el país.

Otra de las particularidades de Ashgabat es su famosa “Puerta del Infierno”, un cráter de unos 70 metros de diámetro y 20 de profundidad que arde desde 1971. Esto ocurrió a raíz de la perforación accidentada de una caverna de gas natural, provocando su colapso.

Para evitar la liberación de gases tóxicos, los geólogos prendieron fuego al cráter, esperando que el gas se consumiera en unos días, pero el fuego continuó ardiendo durante décadas, creando un espectáculo infernal que ilumina el paisaje nocturno y que le valió su nombre aterrador.

argentino en turkmenistan
Nicolás en la “Puerta del Infierno”, un cráter de unos 70 metros de diámetro y 20 metros de profundidad que ha estado ardiendo continuamente desde 1971 en la zona de Darvaza

“El cráter de Darvaza -así se llama- me resultó lo más interesante del país. Para llegar hasta allí manejamos nueve horas por una ruta completamente desértica y desolada. Es un lugar espectacular en el medio de la nada. Lo más curioso es que no hay ningún tipo de seguridad, ni cartel explicativo, ni nadie que controle a los visitantes”, indicó sobre esa experiencia.

Actualmente, Turjmenistán posee cuatro Récord Guinness. La “Star of Ashgabat” es la rueda de la fortuna más grande del mundo, con de 47,6 metros de diámetro, que se alza como un gigante símbolo de entretenimiento y grandiosidad. En tanto, el complejo de fuentes del Parque de la Independencia -también considerado el más grande del mundo– abarca 15 hectáreas y cuenta con 27 fuentes, lo que logra un espectáculo de agua y luces impresionante. Considerado el sistema de fuentes sincronizadas más imponente, la llamada “Fuente de las Máquinas” crea coreografías acuáticas acompañadas de música y una sorprendente iluminación.

Hasta 2010, ostentó el título de flamear la bandera más alta del mundo; a una altura de 122 metros. Actualmente, este récord lo tiene la ciudad de El Cairo, Egipto; que en abril de 2021 inauguró un mástil de bandera con una altura de 201,9 metros. En lo alto de la ciudad, por ejemplo, hoy se erige una torre de televisión que convirtió no solo en el edificio más alto de Turkmenistán, sino también en un símbolo inconfundible de Ashgabat gracias a su forma de estrella.

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“La capital de Turkmenistán me voló la cabeza. Increíblemente, es el lugar más raro que visité en mi vida. Es todo muy surrealista, ni siquiera ves gente caminando por la calle”, admitió Nicolás

“Turkmenistán es un país neutral y también hicieron un monumento por eso. Se trata de un país que no tiene ninguna posición tomada respecto a los conflictos de otros países. Es decir, no apoyan ni a Palestina ni a Israel; no apoyan ni a Ucrania ni a Rusia. Pero al mismo tiempo, no hay noticias internacionales. Sus habitantes están aislados del mundo, no saben ni quién es el presidente de Argentina”, ejemplificó Nicolás.

Por último, contó que los hombres menores de 40 años tienen prohibido llevar barba: “Esta regla es parte de una serie de estrictas regulaciones de apariencia impuestas por el gobierno, que busca mantener un control sobre la imagen y el comportamiento de sus ciudadanos”. De hecho, contó un día antes de ingresar al país tuvo que afeitarse de apuro para no tener problemas con las autoridades.

“Hay muy pocas personas que conocen la existencia de este país, y mucho menos de esta ciudad; que en su búsqueda de mostrar grandeza se convirtió en un verdadero enigma en el corazón de Asia Central”, concluyó Nicolás. Turkmenistán fue el país 185 de los 194 que lleva visitados hasta el momento.