NACIONALES |
La recuperación pospandemia mejoró los niveles de participación laboral y redujo el desempleo en las mujeres; sin embargo, continúan las asimetrías.
8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, los indicadores del mercado laboral son contundentes: las tasas de actividad y empleo se encuentran en máximos históricos, al mismo tiempo que se reducen, en parte, las brechas en relación a los varones. Sin embargo, en materia de ingresos persiste una clara desigualdad emparentada con la mayor presencia de mujeres en la informalidad y en la realización de tareas de cuidados no remuneradas.
Según los últimos datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec para el tercer trimestre de 2022, la tasa de actividad de las mujeres es de 51,1%, la más alta de los últimos siete años (47,2% en 2016), de igual manera la tasa de empleo llegó al máximo de 47,1%, y la desocupación cayó a 7,8%, por arriba del promedio general pero registrando el nivel más bajo desde 2016.
Si bien la recuperación de la actividad económica en la pospandemia, que el año pasado tuvo un crecimiento del 5%, favoreció la mejora de estos indicadores, se sostienen desigualdades de carácter estructural que dan cuenta de un impacto diferencial entre mujeres y varones. Tal es así que uno de los reclamos de la movilización para este próximo miércoles tiene que ver con “la precariedad y la falta de salarios dignos”. En ese sentido, en materia de ingresos los varones percibieron 24,6% más de ingresos que las mujeres y esa brecha se incrementa a 34,6% en la informalidad.
En cuanto al trabajo de cuidados de los hogares, que no es remunerado, es evidente la fuerte presencia de las mujeres que le dedican, en promedio, 3 horas más que los varones. A su vez, 9 de cada 10 mujeres realiza estas tareas y esta jornada de trabajo se extiende, en promedio, 6:31 horas al día. Por todo ello, las mujeres están sobrerrepresentadas en el decil de menores ingresos y subrepresentadas en el de ingresos más altos.
Cabe aclarar que los datos oficiales se elaboran en base al binarismo varón/mujer, por lo que se carece de información detallada para las identidades diversas. Según los únicos datos oficiales disponibles de la Primera Encuesta sobre Población Trans: Travestis, Transexuales, Transgéneros y Hombres Trans Censo Nacional (INADI e INDEC, 2012) “el 20% declaró no realizar ninguna actividad por la que obtuviera dinero y el 80% restante expresó dedicarse a actividades vinculadas a la prostitución y trabajos informales”. En salud, el 80% no tenía ningún tipo de cobertura.
Brechas históricas: empleo, informalidad e ingresos
“El año 2022 fue sin dudas un año marcado por la recuperación sostenida de la actividad económica, la producción y el empleo, dejando atrás la destrucción del entramado productivo que provocó el macrismo, a la que luego se sumó a partir de marzo de 2020 la crisis económica y sanitaria generada por la pandemia del COVID-19”, describió el informe “El 8M en perspectiva económica: de las brechas de género como desafío estructural, a las herramientas presupuestarias como forma de avanzar (2019-2022)” del Observatorio de Género del CEPA.
En esa línea, el documento señaló que “las mujeres alcanzaron una tasa de actividad histórica para un tercer trimestre de 51,1%” aunque “en comparación con el tercer trimestre de 2021 la tasa de varones se incrementó a un mayor ritmo que la tasa de las mujeres, por lo cual se amplió la brecha a 19,3 puntos porcentuales, sin embargo, la distancia entre varones y mujeres se encuentra en niveles menores que aquellos registrados durante los años del macrismo”.
Por su parte, la tasa de desocupación marcó “un descenso durante el tercer trimestre de 2022, siendo la más baja de los últimos 7 años y registrando dos años consecutivos de recuperación”. De esa manera la tasa en las mujeres fue del 7,8% (superior al promedio general de 7,1%) mientras que en los varones fue del 6,5%. Sobre ello, el centro de economía advirtió que “pese a la reducción de la tasa de desempleo, la brecha entre varones y mujeres se mantuvo igual que en el tercer trimestre del 2021, en 1,3 puntos, por lo que las desigualdades estructurales en el acceso al mercado laboral persisten pese a la mejora de la actividad económica”.
Además si se analiza qué ocurre con las y los más jóvenes, quienes más dificultades encuentran al momento de ingresar al mundo laboral, “los varones y las mujeres jóvenes (entre 14 y 29 años) tuvieron una tasa de 14,3% y 16,6%, respectivamente, y ambas se ubican más que duplicando la tasa general”. Pese a ello, “la brecha en puntos porcentuales entre ambos (2,3 p.p) se encuentra en niveles muy por debajo del promedio de los últimos años, en los que ha alcanzado hasta 7 p.p. (2018)”.
En cuanto a la tasa de informalidad se ubicó en 37,4%, lo que implica 4,3 puntos más que en el mismo periodo del 2021 y como ocurre con la desocupación, las mujeres superan el promedio general y el de los varones, llegando a 39,4% con un crecimiento interanual de 3,4 puntos.
En materia de brechas de ingresos los varones percibieron un 24,6% más de ingresos personales y un 22,8% de ingresos por ocupación principal que las mujeres. Y “si bien ambas brechas mostraron una reducción en términos interanuales gracias a los mayores niveles de inserción de las mujeres en el mercado de trabajo, las diferencias entre asalariadas y asalariados formales e informales evidencia que la formalidad del empleo garantiza no sólo el acceso a la seguridad social sino también a mejores ingresos y menor desigualdad salarial entre varones y mujeres”, según analiza el informe al que accedió este portal.
Durante el tercer trimestre de 2022 la brecha de ingresos entre trabajadores y trabajadoras formales fue de 16,5% mientras que asciende a 34,6% entre las y los informales.
Sectores de actividad vedados
La participación de las mujeres en determinadas ramas de actividad da cuenta de una mayor feminización de ciertas actividades mientras que en otros es minoritaria y casi inexistente su presencia.
De acuerdo al informe del CEPA, durante el tercer trimestre de 2022, las mujeres explicaron el 72,8% del sector “Enseñanza” y el 67,9% del empleo en servicios sociales y de salud. El caso más ilustrativo es el trabajo en casas particulares, las mujeres explican el 96,3% del empleo, “este sector es de los peores remunerados y de mayor informalidad de la economía”.
A contramano, en la Construcción las mujeres explican solamente un 3,6% y en la Industria manufacturera el 33,1% son mujeres. “Es importante resaltar que estos sectores son los primeros en generar empleo frente a un escenario de crecimiento económico y generalmente no exigen niveles altos de capacitación y formación”, destacaron.