En su habitual columna Conectando, emitida en el programa Libertad de Expresión (106.9 Rock & Pop Tucumán) que conduce Borja Michaelsen, el docente y comunicador social Pablo Gerez propuso una profunda reflexión sobre cómo los vínculos humanos se ven atravesados por nuevas prácticas, anglicismos y modos de interacción que, lejos de acercar, muchas veces desvinculan.

“Estamos en pleno siglo XXI, terminando su primer cuarto, y las palabras ya no solo nombran las cosas, sino que incluso pueden desvincular”, señaló Gerez, citando a Michel Foucault y cuestionando cómo el giro lingüístico contemporáneo impacta en las relaciones afectivas.
Los nuevos nombres del desamor
El columnista repasó términos que hoy circulan en redes sociales y conversaciones cotidianas:
Love bombing: bombardeo de afecto excesivo para atrapar emocionalmente al otro y luego manipularlo.
Ghosting: cortar toda comunicación de manera abrupta, dejando a la otra persona en incertidumbre.
Breadcrumbing: enviar señales ambiguas y esporádicas para mantener el interés sin compromiso real.
Stashing: ocultar a una pareja de los círculos sociales y familiares.
Cashing: mantener relaciones paralelas como “plan B” emocional.
“Estas no-relaciones, como me gusta llamarlas, vacían de sentido la verdad en los vínculos. Amar no debería medirse en la velocidad de una respuesta o en un ‘visto’, sino en la autenticidad del sentir”, afirmó Gerez, apoyándose en reflexiones de la psicóloga Ana María Fernández sobre la importancia de mantener abiertos los sentidos en los vínculos humanos.

Redes, vigilancia y pérdida de espontaneidad
Gerez también evocó a Byung-Chul Han para describir a la sociedad actual como un “panóptico moderno”, donde no hace falta una torre de vigilancia: basta un celular en el bolsillo. “Un like, un visto o un mensaje que tarda en llegar nos convierte en vigilantes de nosotros mismos y de los demás, quitándole espontaneidad al amor”, advirtió.

En ese marco, citó al filósofo Marc Augé y sus “no-lugares”, comparándolos con esas interacciones guiadas más por protocolos sociales que por sentimientos reales: “Dejamos de registrar al otro y actuamos como siguiendo un guion”.

El registro del otro, clave del vínculo
La columna concluyó con un llamado a recuperar el registro del otro como núcleo de toda relación, entendiendo al otro como espejo y no como mercancía. “Los vínculos no pueden reducirse a estrategias de atención. Amar hoy implica resistir la vigilancia y reconstruir desde lo que sentimos realmente”, subrayó.

En el cierre, Borja Michaelsen destacó dos ejes centrales de la intervención: la necesidad de combatir el individualismo creciente y la importancia de reconocer la afectividad como contenido esencial de cualquier vínculo. “Si le quitamos esa afectividad, convertimos al otro en objeto. Y ese es el mayor riesgo de esta cultura de la inmediatez”, opinó el periodista.
Una columna que invita a pensar
Con un tono reflexivo y poético, Gerez apeló incluso a la música para reforzar su mensaje, evocando la canción Jugo de Luna de Gustavo Cerati como metáfora del deseo, el encuentro y la necesidad de reconocerse en el otro.
“Las palabras deben ser herramientas y no muros, los vínculos experiencias y no manuales de instrucciones”, resumió el columnista.
La columna Conectando dejó así planteada una pregunta que atraviesa generaciones: ¿cómo amar y vincularnos en un tiempo donde la velocidad de un mensaje parece valer más que la verdad de un sentimiento?








