Después de casi una década de espera y un arduo camino judicial, el caso de Carolina Monteros contra los acusados Franco Trápani y Álvaro Rodríguez por abuso sexual, llega finalmente a la instancia de juicio oral. La primera audiencia está programada para el próximo miércoles 1 de octubre marcando un momento crucial para la justicia en la provincia de Tucumán.
Una lucha contra las dilaciones y las supuestas maniobras de impunidad
El caso, que ha sido largamente postergado, es considerado un símbolo de la lucha de las víctimas de violencia de género contra la impunidad. Organizaciones sociales y los allegados de la víctima han denunciado que la causa habría sido obstaculizada en el pasado. Se ha señalado, ejemplo, que el entonces fiscal Washington Navarro Dávila (hoy ministro Pupilar y de la Defensa) habría mantenido la causa sin avances y llegó a solicitar el sobreseimiento de los acusados, en maniobras que la querella atribuye a la supuesta influencia del poder económico. En esta etapa de la compleja batalla judicial, la representación de la víctima ha estado a cargo del abogado Carlos Garmendia.
A pesar de los presuntos intentos de encubrimiento, los mecanismos de amedrentamiento y las constantes revictimizaciones que ha enfrentado, Carolina Monteros no se rindió. Su persistencia y la fuerza del testimonio lograron que el caso finalmente fuera elevado a juicio, permitiendo que la causa avance hacia una definición judicial.
Expectativa y movilización ante el inminente inicio del juicio
El inicio del juicio oral, que tendrá lugar en los Tribunales Penales de Tucumán, ha generado una gran expectativa. La situación judicial de los imputados, Franco Trápani y Álvaro Rodríguez, será analizada por el tribunal, que deberá dictaminar sobre las acusaciones.
Para acompañar a la víctima en este momento trascendental, diversas organizaciones y colectivos sociales han convocado a una movilización pública. La cita es a las 8:30 horas en España y Laprida, con el fin de exigir una justicia con perspectiva de género, debida diligencia y una resolución que sea ejemplificadora.
La trascendencia del caso de Carolina Monteros es amplia, ya que una sentencia en su favor podría sentar un precedente fundamental en la provincia y dar un mensaje contundente contra la impunidad de los delitos de abuso sexual y la violencia de género.