El Gobierno amortigua la crisis, busca desarmar incertidumbres y recompone la letra de campaña

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Donald Trump y un gesto con Javier Milei, en el marco de la ONU

El Gobierno vive un momento de desahogo y celebración por el apoyo resonante de Donald Trump. Ese respaldo y, un rato antes, la decisión de suspender por un mes las retenciones para granos y carnes señalan, por contraste, la gravedad de una crisis que en pocos días había devorado todos los gestos, desde una nueva cadena nacional de Javier Milei hasta la sucesión de dichos de Luis Caputo. El oficialismo busca ahora desarmar otros tableros que le suman disgustos, después de frustrados y tardíos intentos de negociación con gobernadores. Y de manera llamativa reacondiciona su discurso de campaña: pasa de negar la profundidad de ese cuadro -que desnuda problemas económicos y políticos- a reconocerlo, pero únicamente en función de sus reacciones de estas horas, como ajeno por completo a la gestión.

El dato más elocuente con formato de campaña es el insólito argumento utilizado para tratar de vestir el cambio con las retenciones. Desde la Casa Rosada y después en las redes, la consigna violeta dice que el Gobierno enfrenta problemas graves bajando impuestos, a diferencia de otras gestiones. Es decir, no se trataría de un “incentivo” para lograr mayor liquidación de divisas, con el fin de contener el precio del dólar en plena carrera electoral, sino de una medida de fondo.

La realidad dice otra cosa. La suspensión de la carga para granos, conversada especialmente con cerealeras y extendida después a carnes, va a regir hasta fines de octubre, apenas pasadas las elecciones. La intención de avanzar en este terreno aunque sea parcialmente no aparece siquiera sugerida en el proyecto de Presupuesto 2026 y tampoco fue parte del mensaje presidencial, una semana antes del anuncio. Expondría una improvisación, sino fuese explicada por la escalada de tensiones en el frente económico -no sólo financiero- y la necesidad electoral.

Mientras maduraba esa salida de emergencia frente a la trepada de dólar -y con la venta estatal en aumento-, el Gobierno aceleraba las conversaciones con Washington. Trabajaba el equipo de Economía y también Cancillería. Fue fundamental iniciar la semana con el mensaje de Scott Bessent. Esa intervención del secretario del Tesoro fue seguida por el respaldo explícito de Donald Trump, que amplió sus elogios a un apoyo “completo y total para la reelección” de Milei.

Por supuesto, además de actuar frente al temblor coyuntural, el gesto de estas horas expone la visión global de Trump que, con sus características, mantiene la consideración estratégica sobre la región. En términos prácticos, Milei asoma como pieza destacada de este tablero en la pulseada con China, con impacto en política exterior y la mirada puesta también en áreas sensibles.

Con todo, la precipitación de hechos es asociada al cuadro local y no a necesidades externas. En esa línea, resulta crucial la derrota violeta en las elecciones de la provincia de Buenos Aires. Está claro, igual, que no se puede explicar todo como resultado de un comicio, a pesar de su trascendencia por el peso del distrito y por ser la base más sólida del peronismo/kirchnerismo.

Luis Caputo, en una conferencia con empresarios. Espera contener el precio del dólar

En todo caso, aquella caída electoral expuso y agudizó problemas vinculados con los equilibrios macroeconómicos. Eso gatilló una creciente incertidumbre. Pero la derrota bonaerense no puede ser considerada el único factor: del mismo modo impactaron los resultados negativos y autogenerados por el Gobierno en materia de construcción política. Fue, salvo el éxito porteño, una larga sucesión de comicios provinciales adversos, que arrancó en abril, acompañada desde el Ejecutivo por la desatención de los jefes provinciales.

El Gobierno seguramente intentará revertir la situación creada por su propio ejercicio político con los jefes provinciales. Y también contener la ofensiva opositora en el Congreso. El punto es cómo se para ahora el Gobierno, cuando desde filas violetas se habla de recuperación de la “centralidad”, eufemismo por posición de fuerza. Va ser difícil medirlo en el poco tiempo que resta hasta la elección de octubre.

Por lo pronto, algunos cruces podrían ser expuestos en las próximas horas. Coincidencia inesperada, la Comisión de Presupuesto y Hacienda de Diputados -paralizada de hecho por el oficialismo- tiene previsto reunirse este miércoles para iniciar el tratamiento del proyecto presupuestario remitido por el Gobierno. Y no se descartan planteos iniciales sobre cuestiones como las retenciones y el salvataje pedido a Estado Unidos.

Serían algunos cruces para ir midiendo la temperatura. En cambio, la preocupación del oficialismo está vinculada con las citas para la semana que viene. En Diputados, la oposición motorizaría una sesión especial que dejaría de lado el intento de rechazar el veto al nuevo mecanismo para la distribución de ATN -no le daría bien la cuenta para asegurar los dos tercios de los votos, al menos por ahora-, pero avanzaría con la iniciativa para limitar el uso de los DNU. Una inquietud especial -aunque en un contexto diferente al de la semana pasada- provoca el impulso a una moción de censura contra el jefe de Gabinete, frente a la decisión del Gobierno que desconoce el rechazo al veto sobre emergencia en el área de discapacidad. Pocos creen que el tema escale a ese punto, pero sí podría ser dado el primer paso, con el planteo de interpelación a Guillermo Francos.

Los vetos son un renglón mayor, quizá el máximo, en el listado que explica el deterioro de la relación de Olivos con el Congreso. La semana que viene, el Senado tratará los casos de las leyes sobre el Garrahan y el financiamiento universitario. Todo indica que será coronado el rechazo a las decisiones presidenciales, después que el oficialismo cosechara derrotas por amplio número en Diputados. Lo ocurrido con la emergencia en discapacidad anticipa nuevos capítulos de enfrentamiento.

El Gobierno se siente oxigenado con las señales de Estados Unidos: descomprimen un clima cruzado por angustias de abismo y bajan la tensión económica/financiera. Más complicado resulta hacer cuentas para el 26 de octubre.

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