Una simple publicación en Facebook sobre un local gastronómico desató una ola de comentarios que dejó al descubierto cómo se vive la fama y el anonimato en la ciudad.
En Tafí Viejo todos se conocen y las redes sociales se convirtieron en la nueva esquina de la ciudad donde un posteo bastó para encender el debate.
Una cuenta anónima en el grupo “¿Alguien sabe? Yo sé Tafí Viejo” publicó una fuerte crítica hacia un local gastronómico, calificando su comida y atención como “una porquería”. Lo que parecía un simple descargo terminó provocando una ola de reacciones que dividió a los vecinos.
De una opinión a una batalla digital
En cuestión de horas, los comentarios se multiplicaron. Algunos defendieron el bar con fervor, asegurando que la crítica era injusta y posiblemente motivada por la competencia. Otros, aunque minoría, apoyaron el derecho a quejarse.
“Se pasan la gente de envidiosa, seguro tenés un bar cerca y querés hacerlo quedar mal”, escribió una usuaria en defensa del emprendimiento, reflejando el clima de sospecha que suele florecer en las comunidades pequeñas.
Un negocio, muchas voces
El local cuestionado —El Horno de Barro— recibió un inesperado respaldo público: decenas de clientes habituales salieron a contar sus buenas experiencias, destacando la comida casera y la atención.
“Las empanadas son un manjar y la atención excelente”, coincidieron varios.
Otros aprovecharon para marcar detalles a mejorar, pero sin dejar de subrayar que “es feo esconderse en el anonimato para hablar mal de alguien que trabaja”.
Pueblo chico, infierno grande
El episodio puso en evidencia una realidad que muchos taficeños reconocen: la del rumor rápido, el juicio fácil y las redes que funcionan como plaza pública.
En pueblos donde todos se cruzan en la feria, el Mercado o la Misa del domingo, una publicación puede tener más peso que una crítica formal.
Detrás del debate, quedó flotando una pregunta que va más allá de un plato de comida:
¿Cuánto cuesta construir una reputación en una ciudad donde todo se comenta y nada se olvida?
Un espejo de comunidad
Tafí Viejo, con su identidad de pueblo en crecimiento, vuelve a demostrar que lo digital ya no es un espacio ajeno: es parte de la vida cotidiana.
Entre críticas, defensas y mensajes de aliento, lo que se vio en los comentarios no fue solo un conflicto gastronómico, sino un retrato de cómo el orgullo local y la convivencia se ponen a prueba con cada publicación.
