“El narcoterrorismo ya está instalado en Argentina”, advierte Daniel Adler: una alerta desde la experiencia internacional

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El experto en antiterrorismo urbano y doctor honoris causa por la UNT México advierte sobre la instalación del narcoterrorismo en el país y propone un giro radical en la seguridad en argentina sobre todo en la estrategia de seguridad nacional.

En una entrevista con Libertad de Expresión, Adler señala que el 80 % de las víctimas en Argentina no denuncia por desconfianza institucional, y que el Estado ausente deja el vacío que el narcoestado ocupa sin demora. Para él, una reforma profunda exige, entre otras medidas, que la unidad de asuntos internos de las fuerzas de seguridad sea conducida por civiles.

En una charla incisiva y llena de advertencias concretas con Graciela Nuñez, Borja Michaelsen y Pablo Gerez el especialista en seguridad y antiterrorismo urbano Daniel Adler —recientemente distinguido como doctor honoris causa por la Universidad Nacional de Tlaxcala (México) por su labor en inclusión social y seguridad,  ofreció al programa Libertad de Expresión (7 a 9 hs lunes a viernes) por Rock & Pop una radiografía inquietante del estado de la seguridad en Argentina, con énfasis en Tucumán y una mirada comparativa regional que incluye a Ecuador, México, Bolivia y Perú.

Adler, capacitador de fuerzas especiales en Ecuador y Colombia durante más de dos décadas, no dudó en calificar como “grave pero real” su afirmación de que el narcoterrorismo ya está instalado en el territorio argentino. Y lo hace con un matiz técnico que no admite ambigüedades: “El narcoterrorismo no busca solo ganancias; busca generar terror, caos, pánico. Eso paraliza a una sociedad. Y eso es exactamente lo que está ocurriendo en muchos lugares del país”.

Un espejo internacional: “Argentina está a tiempo, pero no mucho”

Adler vincula la situación local con escenarios ya consolidados en países vecinos. “Viví desde 2001 los albores del colapso institucional en Ecuador, México, Nicaragua. Fue ahí donde vi cómo el narcotráfico se infiltraba en los poderes del Estado. Esa es la película de terror que estamos viendo hoy en otros países —y que podría repetirse aquí si seguimos con las mismas políticas de los últimos 20 años”.

Destacó que Argentina enfrenta hoy una oleada de narco-cultura que seduce a los llamados ni-ni —jóvenes que ni estudian ni trabajan— con falsas promesas de riqueza rápida a través del narcomenudeo. “Les ofrecen una casa, un Ferrari, dólares… mentiras que suenan creíbles cuando no hay otra salida. Pero recordemos: toda comercialización de droga es un crimen que conlleva violencia. Desde 2018, esa relación ha escalado exponencialmente en todo el territorio nacional”.

La fractura del contrato social

Uno de los puntos más contundentes de la entrevista fue su análisis sobre la crisis de confianza en las instituciones. Adler citó casos recientes en Tucumán —como la liberación ilegal de presos sentenciados por abuso sexual para labores privadas bajo supervisión policial, o la exoneración de un agente de la Brigada de Investigaciones por tenencia de sustancias prohibidas— como síntomas de una podredumbre sistémica.

“Cuando un oficial corrupto es hijo de un funcionario de seguridad —señaló—, el ciudadano se pregunta: ¿Quién es el bueno y quién es el malo?”. Ese es, según Adler, el inicio de lo que en criminalística se denomina crisis macro disruptiva: la ruptura del contrato social entre Estado y ciudadanía.

El efecto más alarmante: la subnotificación masiva.

«Llegamos a un punto en la Argentina donde el 80 % de las víctimas pasa a ser cifra negra. Ocho de cada diez no denuncian —no porque haya más seguridad, sino porque ya no confían»

Advierte que los gobiernos aprovechan esa baja en las denuncias para exhibir “estadísticas récord de seguridad”, ocultando que el indicador real es la percepción ciudadana, que “no se puede manipular como una planilla Excel”.

La fórmula Adler: represión + inclusión + transparencia

Lejos de ser un mero crítico, Adler propone una hoja de ruta concreta. Para él, una estrategia efectiva debe articular tres pilares:

  1. Acción represiva táctica —indispensable, pero insuficiente por sí sola—.
  2. Inclusión con progreso real, no retórica: emprendedurismo, capacitación laboral, educación en habilidades blandas (PNL, manejo del miedo, diseño de metas), y acceso a herramientas de agencia personal.
  3. Transparencia radical: reforma del control interno de las fuerzas de seguridad y la justicia.

«Donde entra el comercio no entran las balas —citó al presidente—, pero para que haya comercio primero tienen que haber balas. La represión inicial es necesaria, sí… pero en paralelo debe construirse oportunidad»

Y en ese sentido, lanzó su propuesta más disruptiva:

«La unidad de Asuntos Internos debe ser manejada por externos, por civiles. Porque la transparencia hoy brilla por su ausencia, y sin transparencia no hay construcción posible»

Tucumán: entre datos oficiales y percepción ciudadana

Adler no evadió el análisis local. En Tucumán, observó una contradicción peligrosa: mientras las estadísticas oficiales de seguridad bajan, la percepción de inseguridad crece. “Los números los maneja quien los registra —cualquier ministro provincial—, pero lo que no se puede engañar es la experiencia cotidiana del vecino que cierra sus puertas con tres candados a las 7 de la tarde”.

Insistió en que la ausencia del Estado en barrios marginados es una invitación abierta para que el narcoestado asuma funciones de gobierno, ofreciendo “protección”, “empleo” y “justicia paralela”. Citando una ley física, fue contundente:

«Dos cuerpos no pueden ocupar el mismo lugar al mismo tiempo. Si el Estado no está, el narco lo ocupa. Inmediatamente».

Daniel Adler finalizó la entrevista con una nota de esperanza: “Estamos a tiempo, pero no mucho”. Su mensaje no es catastrofista, sino preventivo: Argentina aún puede evitar el destino de sus vecinos —pero solo si reemplaza la retórica por reformas profundas, audaces y éticamente exigentes.

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