Secretos de la sanción del Presupuesto: el anticipo de Milei, la mesa de Adorni y los 8.034 pasos de Bullrich en el Senado

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La nueva banca libertaria se llevó su primera victoria ante el kirchnerismo en la Cámara Alta

Es una anécdota, pero expone el esfuerzo personal y político del Gobierno para conseguir la aprobación del Presupuesto y la ley de Inocencia Fiscal, en una sesión que terminó con un triunfo categórico de la administración de presidente Javier Milei en el Congreso.

Caminé 8.034 pasos. Hice más de cinco kilómetros dentro del Senado”, contó la jefa del bloque oficialista, Patricia Bullrich, a su equipo más cercano, tras el final de una noche que había tenido al Gabinete a la expectativa de una jornada parlamentaria decisiva para la gestión. Caminó de ida y vuelta a los despachos de los senadores que tenían reparos en dar su voto. El artículo 30, que había pasado el filtro de la Cámara de Diputados, era el principal escollo para levantar la mano. Pero había otros reclamos y exigencias de recursos que llegaban desde las provincias.

Javier y Karina Milei y el jefe de Gabinete, Manuel Adorni, en la jura de los diputados nacionales

En esa actitud remisa, había radicales, provinciales y tres peronistas que tenían sus reparos. Las gestiones con gobernadores y la mesa política que encabezó el jefe de Gabinete, Manuel Adorni, dieron el apoyo clave para destrabar la aprobación. También, el compromiso explícito de decisiones que vendrían después de la aprobación del Presupuesto y la Inocencia Fiscal.

El propio presidente Milei había anticipado este escenario. Era el 24 de octubre, faltaban dos días para las elecciones que terminaron con una victoria tan abultada como inesperada, incluso en la provincia de Buenos Aires, que en septiembre había tenido una catástrofe: el peronismo había ganado por más de 13 puntos.

Por su actualidad, vale reproducir el discurso que dio el Presidente en un coqueto museo del norte porteño ante la plana mayor JP Morgan:

La reunión del 24 de octubre de Javier Milei con la plana mayor de JP Morgan. A su derecha, Jamie Dimon, director ejecutivo del banco

“Días atrás —no sé si fue Toto— hizo un ejemplo maravilloso sobre una autopista. La realidad es que el carril que va hacia el lado de Cuba o de Venezuela son ruidosos, pero son una minoría. Son una minoría ruidosa, pero son una minoría. La gran mayoría quiere ir para el otro lado. La gran mayoría apunta al camino de la prosperidad.

Después, pueden tener versiones: más a la derecha, más a la izquierda, más a la derecha que le gusta acelerar más. Pero lo importante es que, de cara al nuevo Congreso que vamos a tener, eso va a ser mucho más fácil. No solo por cómo va a quedar la composición de lo que tiene que ver con nuestra fuerza política y la de nuestros aliados —que nos va a permitir defender los vetos con facilidad—, sino porque la estructura que va a quedar también nos va a permitir de manera más simple conseguir mayorías (…) nuestro objetivo es construir en Argentina el consenso capitalista que el país necesita desesperadamente para salir adelante (…) Pero siempre debemos tener en claro que el consenso es solo un medio, no un fin en sí mismo. Esto es una gran diferencia con la vieja política: el consenso era un fin en sí mismo, enriquecía a los políticos y empobrecía a los argentinos de bien (…) Somos optimistas, porque creemos que hoy, por primera vez en décadas, podemos conseguir un consenso en torno a la verdad y la prosperidad. Un consenso que produzca y no que deprede, un consenso que nos asegure un futuro mejor que el presente y mucho mejor que el pasado».

Ese discurso adquiere una actualidad singular. Por el momento en que se pronunció -cuando ni en el Gobierno preveían ganar con tanta diferencia, hasta en el enclave del kirchnerismo- como por la mayoría conseguida en la sesión de fin de año. Era una apuesta arriesgada: Milei necesitaba que el Presupuesto e Inocencia Fiscal se aprobara sin tocar una coma lo que había venido de Diputados. Ya en la Cámara baja el oficialismo había sufrido una derrota por un artículo similar al 30: era el 75, en su redacción original, que derogaba dos leyes traumáticas, la de discapacidad y financiamiento para universidades.

La orfebrería de la mayoría

Patricia Bullrich, como jefa de bloque de La Libertad Avanza, concentró las negociaciones con los senadores y mantuvo línea directa con el Gobierno

La negociación para conseguir la aprobación del Presupuesto y la ley de Inocencia Fiscal estuvo concentrada, en el Senado, por Bullrich, y en el Gobierno, en una mesa política que encabezó Adorni para ordenar los reclamos y exigencias de los gobernadores, que fueron claves durante toda la jornada de ayer. Hubo cuatro votaciones clave: la aprobación del debate por títulos y no por artículos, como quería el kirchnerismo, la discusión en general; el voto en particular, sobre todo el referido al mentado artículo 30; y el rechazo a enviar a comisión el proyecto conocido como “dólares en el colchón”, que anticipó su sanción.

Las votaciones fueron 46 a 25 y 1 abstención, para el voto en general del Presupuesto; 42 a 28 y dos abstenciones, en particular el Título II, que contenía el artículo 30; y 43 a favor y 26 rechazos en Inocencia Fiscal. Son resultados que abren múltiples lecturas:

1-El Gobierno consiguió entre nueve y seis votos más que los 37 de la mayoría simple.

2-En todas las votaciones hubo tres votos peronistas, tal y como lo había anticipado Infobae la semana pasada. Guillermo Andrada (Catamarca), Sandra Mendoza (Tucumán) y Carolina Moisés (Jujuy). Son senadores que tienen como terminales a Raúl Jalil y Osvaldo Jaldo, que están enfrentados a la conducción de Cristina Kirchner.

3-El kirchnerismo nunca bajó de los 25 votos, con lo cual tiene un voto más del tercio para bloquear mayorías agravadas, clave para el nombramiento de jueces de la Corte Suprema.

4-Los tres votos del PRO se mantuvieron firmes con el Gobierno y de los 10 radicales, tres se desmarcaron: el bonaerense Maximiliano Abad, el pampeano Daniel Kroneberger y el catamarqueño Favio Fama.

Acá aparece encarnada la frase anticipatoria de Milei ante el JP Morgan: «Nuestro objetivo es construir en Argentina el consenso capitalista».

¿Pero cómo se logró ese consenso? Fuentes del oficialismo que trabajaron en la negociación confirmaron a Infobae que hubo, primero, un compromiso de Adorni de que iba a adecuar las partidas presupuestarias para remover el 0 que había aparecido en el Presupuesto del Senado. Esa cifra había soliviantado a los senadores dialoguistas, que lo consideraron una señal de hostilidad. Es que son fondos que se destinan a pagar los pasajes y viáticos para viajar a sesionar y hacer funcionar los despachos.

De hecho, la propia vicepresidente Victoria Villarruel lo dijo públicamente. “En diciembre estamos en rojo”, advirtió. Fue una señal de alerta que Adorni desactivó rápido. Es que era una condición mínima para sentarse a conversar.

El rol del jefe de Gabinete, junto al del ministro del Interior, Diego Santilli, fueron claves para concentrar los reclamos de los gobernadores dialoguistas. Son los mismos que estuvieron en la mesa con el presidente Milei, después de la victoria electoral. A excepción de Gerardo Zamora, que en esa oportunidad fue como mandatario provincial, pero ya sentado como senador, decidió votar en contra del Gobierno.

Los gobernadores que se reunieron en octubre en la Casa Rosada con Milei y el Gabinete en pleno

Hasta Córdoba, que el gobernador Martín Llaryora venía reclamando fondos para su provincia -atravesada por fuertes urgencias presupuestarias- hizo un aporte, al abstenerse la senadora Alejandra Vigo, desmarcándose del bloque kirchnerista. “Se terminaron las diagonales. Hubo una negociación concentrada tanto en el Gobierno como en el Senado, para evitar la superposición de actores”, explicaron en la Casa Rosada.

Las fuentes destacaron que la mesa política que condujeron Adorni y Santilli, con Javier y Karina Milei desde Olivos, facilitaron que la materialización de esa “coalición para las reformas” que había planteado como objetivo la Casa Rosada, y que también era una sugerencia de la administración de Donald Trump. La aprobación fue una señal política, pero también económica. El ministro Luis “Toto” Caputo, que necesita salir al mercado para conseguir financiamiento para cancelar un vencimiento de deuda en 10 días, fue otro de los que participó de esa negociación, con más concesiones y flexibilidad. Imposiciones surgidas de la necesidad.

Lo cierto es que, junto al oficialismo, el PRO y la UCR, todos los gobernadores jugaron sus fichas y aportaron a la sanción del Presupuesto y la Inocencia Fiscal. El salteño Gustavo Sáenz, siempre proverbial, se había quejado de que estaba todo muy bien, “pero el poncho no aparece”. Por el resultado que se vio anoche, en la agonía del año parlamentario, el poncho apareció.

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