La salud del papa Francisco a través de los años: desde su juventud hasta la última internación

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El papa Francisco fue hospitalizado en el Policlínico Gemelli de Roma el viernes 14 de febrero con un diagnóstico inicial de bronquitis, permaneció internado 38 días (REUTERS/Ciro De Luca/Foto de archivo)

Luego de largas semanas luchando con las secuelas de la neumonía bilateral, esta mañana a las 7.35 hora de Roma, murió el papa Francisco, según informó el Vaticano.

“Recen por mí”, fue una frase emblemática que el argentino Jorge Mario Bergoglio pronunció cientos de veces desde que asumió como Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, el 13 de marzo de 2013. En los últimos meses, las cadenas de oración se multiplicaron en el mundo, pendientes de su frágil salud.

En sus 88 años de vida, Francisco se sobrepuso a varias complicaciones que foguearon su temple, la más impactante la enfrentó a los 21 años, cuando una grave infección respiratoria obligó a los médicos a extirparle parte del pulmón derecho. Corría el año 1957, y el joven Bergoglio cursaba el segundo año del Seminario Metropolitano en Villa Devoto, Buenos Aires. Aún no se había ordenado como sacerdote.

Años después, al recordar aquel momento, comentó: “A esa edad uno se siente omnipotente. No es que no estuviese preocupado, pero siempre tuve la convicción de que me iba a curar”. Pero esta certeza, que se convirtió en una realidad, con el paso de los años, se tradujo en el talón de Aquiles del Pontífice.

Un proceso esperable por su edad, debido a que el sistema inmunológico se debilita a medida que envejecemos, lo ubicó en una posición sensible y la combinación del pasado y el presente, junto a las complicaciones derivadas, como la bronquitis o neumonía, provocaron su muerte en las últimas horas.

La última hospitalización en el Policlínico Gemelli

Jorge Beroglio nació en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, desde que fue ungido Papa en 2013 estuvo cuatro veces internado en el Policlínico Gemelli de Roma (EFE/GIUSEPPE LAMI)

El papa Francisco fue hospitalizado en el Policlínico Gemelli de Roma el viernes 14 de febrero con un diagnóstico inicial de bronquitis. Unos días después, el Vaticano comunicó que el Pontífice enfrentaba una “infección respiratoria polimicrobiana” que complicó su estado de salud, lo que llevó a un ajuste en su tratamiento farmacológico. Estuvo internado por 38 días.

Posteriormente, una tomografía reveló la presencia de neumonía bilateral, lo que exigió el inicio de un tratamiento antibiótico combinado con corticoides. De acuerdo con el Vaticano, este cuadro clínico se encuentra asociado a condiciones previas como bronquiectasias y bronquitis asmática, afecciones que impactan sobre su sistema respiratorio.

Luego, el Santo Padre alternó entre mejoras leves y cuadros respiratorios graves. El sábado 22 de febrero, la salud del Pontífice se agravó tras sufrir una grave crisis asmática. El Vaticano indicó que estaba en estado “crítico”, con “pronóstico reservado”. Para estabilizarlo fue necesaria la administración de oxígeno de alto flujo y transfusiones sanguíneas, dada la presencia de trombocitopenia, una disminución de las plaquetas, vinculada a un cuadro de anemia.

El diagnóstico inicial del Papa al ser hospitalizado fue neumonía bilateral, agravada por antecedentes como bronquiectasias (Europa Press)

El domingo 23 de febrero, los análisis de sangre confirmaron la insuficiencia renal, aunque los médicos aseguraron que estaba controlada. En ese día, el Papa participó en una misa, lo que mostró su disposición, a pesar del pronóstico reservado.

Días más tarde, cuando ya se cumplían casi dos semanas de internación, desde el Vaticano una frase comenzó a ganar espacio entre los fieles: “Sigue mejorando”. Aunque la mesura nunca abandonó el cuadro Francisco, el diagnóstico inicial evolucionó hacia una infección respiratoria polimicrobiana, que derivó en una neumonía bilateral junto a complicaciones renales detectadas en días posteriores.

El 27 de febrero, las buenas noticias colmaron a los fieles. Las muestras de voluntad del Santo Padre al participar en una misa en la capilla del hospital, mientras continuaba con fisioterapia respiratoria y descanso guiado por los especialistas, mostraban una evolución favorable. Más aún cuando se confirmó que la insuficiencia renal habia cedido y el cuadro respiratorio mostraba signos de una evolución favorable.

Desde el Vaticano resaltaban que el cuadro inflamatorio pulmonar del papa Francisco, derivado de una neumonía bilateral, mostraba signos de mejoría. Según el último informe, la tomografía computarizada (TAC) de tórax “ha evidenciado una evolución normal del cuadro inflamatorio pulmonar”.

La estabilización de su salud era alentadora, pero desde la Santa Sede advertían que, dada la “complejidad del cuadro clínico”, eran necesarios “más días de estabilidad clínica”.

El papa Francisco había continuado con sus labores pastorales y de gobierno desde el hospital, siempre que su salud se lo permitió (AFP)

Pero tan solo 24 horas más tarde, Francisco enfrentó una crisis respiratoria tras un episodio de broncoespasmo que incluyó vómito con inhalación. Este evento desencadenó un deterioro en su estado respiratorio. Inmediatamente fue sometido a una broncoaspiración y se le aplicó ventilación mecánica no invasiva, lo que mejoró sus intercambios gaseosos. Aunque el incidente fue descripto como aislado, el pronóstico del pontífice siguió siendo reservado.

Tras este episodio, Francisco volvió a poner su voluntad ante todo y mostró nuevos signos de recuperación. Es por eso que, a pesar de las dificultades y estas crisis respiratorias, buscó el modo de seguir gestionando asuntos del Vaticano desde el hospital.

Firmó decretos, nombramientos y mantuvo reuniones con altos cargos de la Santa Sede, como el cardenal Pietro Parolin y Edgar Peña Parra. Además, publicó mensajes en los que agradeció el apoyo de los fieles y reafirmó su compromiso con la Iglesia, mostrando su determinación de continuar con su labor mientras su salud lo permita.

Al comenzar marzo, las noticias sobre la evolución del Santo Padre parecían ser una sucesión de mejoras. Sin embargo, el 3 de marzo, desde el Vaticano informaron: “El Santo Padre ha presentado dos episodios de insuficiencia respiratoria aguda, causados por una importante acumulación de moco endobronquial y el consecuente broncoespasmo”.

Tras sufrir dos episodios de insuficiencia respiratoria aguda, el 3 de marzo, el papa Francisco fue sometido a broncoscopias y recibió, nuevamente, ventilación no invasiva

Pese a esta crisis, Francisco se mantuvo lúcido y orientado. De todas maneras, como consecuencia, fue sometido a dos broncoscopias para eliminar las secreciones y recibió ventilación mecánica no invasiva.

Finalmente, tras 38 días de internación, el Papa recibió el alta médica, y dejó el hospital el 23 de marzo de este año. Regresó a su residencia en la Casa Santa Marta para continuar su recuperación.

Tras abandonar el hospital, hizo algunas apariciones públicas, entre ellas un encuentro con los reyes británicos, Carlos y Camila, el 9 de abril. En una de estas ocasiones, fue transportado en silla de ruedas hacia la basílica de San Pedro, sin portar la habitual sotana blanca. En otra, se desplazó en un pequeño Fiat blanco hasta la iglesia de Santa Maria Maggiore, ubicada cerca de la estación central de Roma, para realizar una oración privada. Este es el lugar donde el Papa ha expresado su deseo de ser enterrado.

El 6 de abril, Francisco regresó por primera vez a la plaza de San Pedro, y también hizo una aparición breve al final de la misa del Domingo de Ramos, donde se encontraban unos 20.000 fieles.

La última aparición pública fue durante la misa de Pascuas, en silla de ruedas y sin las cánulas nasales para el oxígeno, realizó la tradicional bendición “Urbi et Orbi”, desde el balcón de la Basílica de San Pedro.

La prolongada internación de este año fue la cuarta hospitalización del Sumo Pontífice en el Policlínico Gemelli de Roma desde marzo de 2013, cuando, el entonces Arzobispo Primero de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, fue elegido Papa.

En 2021, se sometió a una operación de colon en el mismo hospital, y en 2023 fue atendido por una infección respiratoria, de la que se recuperó y dejó el hospital tres días después. Pocos meses más tarde, también en 2023, fue nuevamente ingresado para una intervención quirúrgica abdominal debido a una hernia.

La salud del Papa Francisco a lo largo de los años

El líder de la Iglesia ha superado intervenciones quirúrgicas, fracturas y una movilidad restringida, manteniendo su papel como figura espiritual de millones de personas en todo el mundo

El Papa Francisco enfrentó varias complicaciones de salud a lo largo de su vida y su pontificado. Si bien su energía y compromiso con la Iglesia han sido inquebrantables, las diversas afecciones que ha sufrido han sido seguidas de cerca por sus seguidores y los medios del mundo.

A pesar de las intervenciones quirúrgicas y las complicaciones de salud que enfrentó desde joven, su capacidad para seguir adelante con su labor como líder espiritual siempre fue admirable.

La operación de pulmón a los 21 años que marcó su salud

En 1957, Jorge Mario Bergoglio enfrentó una grave infección que obligó a extirpar parte de su pulmón derecho

En 1957, cuando tenía poco más de 20 años -el Papa nació el 17 de diciembre de 1936-, se sometió a la extirpación del lóbulo superior del pulmón derecho debido a tres quistes. Esta operación, realizada en Buenos Aires, fue consecuencia de una neumonía severa.

En aquella época, Jorge Bergoglio se encontraba en el seminario de Devoto cuando contrajo una grave enfermedad pulmonar en medio de una epidemia de gripe. Aunque muchos de sus compañeros seminaristas también se vieron afectados, su cuadro fue especialmente severo.

Francisco recordó que padeció “un cuadro febril que no cedía”, por lo que el director del seminario decidió llevarlo al Hospital Sirio Libanés, donde un neumonólogo, el doctor Zorraquín, le diagnosticó tres quistes en el lóbulo superior del pulmón derecho, así como un derrame pleural bilateral que le causaba “dolor y dificultad respiratoria”. Como resultado, le practicaron una punción pleural para extraer el líquido acumulado.

Después de este tratamiento inicial, los médicos le informaron que debía someterse a una intervención quirúrgica para extirpar el lóbulo afectado, ya que existía el riesgo de una recaída.

La operación fue compleja y dolorosa: “La cicatriz de la incisión quirúrgica que me hicieron va desde la base del hemitórax derecho hasta su vértice”, contó Francisco años después y describió los dolores postoperatorios como intensos, si bien su recuperación fue óptima, marcó su salud respiratoria en la adultez.

Una operación de urgencia en la vesícula y sorprendente recuperación

El Papa Francisco ha estado cuatro veces hospitalizado desde que fue elegido Papa en 2013 (REUTERS/Remo Casilli)

En los años 80, el sacerdote Jorge Mario Bergoglio enfrentó una grave complicación de salud: una gangrena en la vesícula acompañada de peritonitis. El cirujano Juan Carlos Parodi, quien fue llamado a atenderlo, recordó que el paciente estaba en un estado crítico: “los ojos hundidos, deshidratado, con dolor”.

La situación era tan grave que el propio Parodi dudaba de la posibilidad de que Bergoglio sobreviviera si no se intervenía de inmediato. La operación fue compleja y duró cinco horas, durante las cuales fue necesario “lavar” el abdomen para retirar el pus acumulado y extirpar la vesícula dañada. Parodi admitió que, en algún momento, llegó a pensar que no podría salvarlo, pero -para su sorpresa- el sacerdote se recuperó en una semana.

Después de la cirugía, Bergoglio, visiblemente agradecido pero preocupado por no poder pagar, le mostró al doctor un libro de la “Historia de Ignacio de Loyola” que había firmado. Parodi, sin saber en ese momento que el sacerdote era el futuro Papa, le respondió que su interés no era económico, sino el gesto de recibir el libro.

Años después, en 2014, Parodi tuvo un encuentro con el Papa Francisco, quien le recordó aquella noche en la que le salvó la vida, agradeciéndole nuevamente por su intervención.

Durante 2023, complicaciones respiratorias como bronquitis y neumonía llevaron al pontífice a ser ingresado al hospital (Imagen ilustrativa Infobae)

Los problemas respiratorios y cirugías durante su Pontificado

Una de las condiciones de salud que ha marcado al Papa Francisco es la bronquitis, que ha sufrido en varias ocasiones a lo largo de los años.

Este padecimiento, particularmente en los inviernos, tiene sus raíces en su historia médica, específicamente en la parte del pulmón que le fue extirpada en su juventud.

La bronquitis es una inflamación de las vías respiratorias, causada comúnmente por virus respiratorios, que provoca tos, dificultad para respirar y mucosidad. Por sus antecedentes, Francisco fue particularmente vulnerable a los virus respiratorios.

En 2021, el papa Francisco pasó diez días hospitalizado por una cirugía de colon. (REUTERS/Guglielmo Mangiapane)

La primera vez que fue hospitalizado durante su pontificado fue en julio 2021 debido a una afección intestinal. En esa ocasión estuvo 10 días en el Policlínico Gemelli de Roma. No obstante, en varias ocasiones se ha visto obligado a ingresar en el hospital por problemas respiratorios.

A finales de 2022 y principios de 2023, el Papa fue diagnosticado con bronquitis, y en marzo de 2023, sufrió una neumonía.

En 2021, Francisco pasó por una intervención quirúrgica importante para extirpar 33 centímetros de su colon debido a una estenosis diverticular.

Esta afección en el colon fue la causante de la hospitalización, y aunque la operación salió bien, el Papa confesó que sufrió consecuencias de la anestesia general.

Otro episodio importante ocurrió en junio de 2023, cuando se sometió a una cirugía abdominal para eliminar tejido cicatricial y reparar una hernia abdominal.

En 2023 Francisco se sometió a una cirugía abdominal para eliminar tejido cicatricial y reparar una hernia y fue dado de alta 9 días después (REUTERS/Ciro De Luca/File Photo)

La intervención tuvo lugar en el Policlínico Gemelli de Roma y nueve días después del procedimiento quirúrgico, recibió el alta.

La cirugía fue relativamente compleja, pero como en ocasiones anteriores, Francisco logró recuperarse y continuar con sus compromisos eclesiásticos, aunque las cicatrices no solo eran consecuencia de esta última operación, sino también de cirugías anteriores.

Además de estos problemas de salud, el Papa Francisco ha tenido dificultades con la movilidad debido a problemas en la rodilla, lo que le ha obligado a usar silla de ruedas, bastón y, en algunos casos, andador.

La gonalgia, un dolor persistente en la rodilla, fue otro inconveniente que dificultó su capacidad de caminar y permanecer de pie durante períodos largos.

La bronquitis persistente durante 2024

El historial médico de Francisco incluye episodios frecuentes de gripe y complicaciones respiratorias, exacerbadas por la pleuresía que sufrió en su juventud (Imagen Ilustrativa Infobae)

En los últimos meses, la bronquitis continuó siendo una de las principales preocupaciones del entorno del Papa.

Ya había mencionado a principios de febrero que sufría de un resfriado, pero la situación empeoró con el diagnóstico de bronquitis. El 9 de febrero el Papa ya mostró dificultades para respirar mientras pronunciaba una homilía, y un asistente tuvo que terminar su discurso por él.

La hospitalización para tratar la bronquitis persistente llegó pocos días después.

Este episodio no fue aislado, ya que el Papa había enfrentado dificultades respiratorias desde finales de 2023. En noviembre de ese año, ya había tenido problemas de respiración, y en la Semana Santa de 2024, no pudo pronunciar la homilía del Domingo de Ramos debido a su infección pulmonar.

El 9 de febrero de este año Francisco presentó problemas para respirar mientras pronunciaba su homilía durante una misa al aire libre (REUTERS/Remo Casilli)

La bronquitis y otros problemas respiratorios han causado una notable alteración en su vida cotidiana y en sus compromisos como líder de la Iglesia Católica. En ocasiones, incluso ha tenido que delegar funciones en otros miembros del clero debido a su incapacidad para realizar ciertas actividades, como la entrega de lecciones de catecismo o la realización de celebraciones religiosas.

Desde 2024, Francisco experimentó un cambio en su aspecto físico. Se ha vuelto más hinchado y visiblemente más delgado, lo que podría ser un reflejo tanto de los problemas de salud como de los tratamientos a los que se ha sometido para sus problemas pulmonares a repetición. Su uso más frecuente de la silla de ruedas y los problemas de movilidad continúan marcaron sus últimos días

Durante todo su papado, a pesar de su edad y las afecciones físicas, mantuvo un fuerte compromiso con sus deberes espirituales.

Las caídas y otros incidentes domésticos

Un ayudante del papa Francisco se agacha para recoger una pieza del bastón del pontífice, a su llegada a una audiencia por el jubileo en el salón Pablo VI del Vaticano, el 1 de febrero de 2025. (AP Foto/Andrew Medichini)

Más allá de las intervenciones quirúrgicas, las caídas también han sido una constante preocupación en la vida del Papa.

En enero de este año, Francisco sufrió un accidente doméstico en la Casa Santa Marta, donde reside, y se lastimó el antebrazo derecho. Aunque la contusión después de una caída no resultó en fracturas, fue necesaria la inmovilización del brazo durante varios días.

Esta caída se sumó a otros episodios previos, como en diciembre de 2023, cuando se golpeó el rostro y sufrió un moretón visible entre el cuello y la mejilla.

Estos incidentes, aunque no han causado lesiones graves, han resaltado la fragilidad física del Papa y su creciente dificultad para moverse en sus últimos años.

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