Vecinos reclaman seguridad en la zona norte de Tafí Viejo

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Tras el robo en la Capilla Espíritu Santo, vecinos del barrio Meloni exigen más controles y denuncian que los operativos policiales son esporádicos.

 

La inseguridad en el barrio Meloni, al norte de Tafí Viejo, volvió a quedar en evidencia tras el reciente robo de una cruz de bronce en la Capilla Espíritu Santo. El hecho, descubierto el 9 de julio, puso sobre la mesa una situación que los vecinos vienen denunciando desde hace tiempo: robos frecuentes, falta de patrullaje y un profundo sentimiento de desprotección.

La capilla se encuentra a solo 200 metros del histórico Club Villa Mitre, en una zona donde, según los vecinos, los hechos delictivos se han vuelto habituales.

 

Robos reiterados y una vida entre rejas

Durante entrevistas realizadas en las inmediaciones de la capilla, vecinos y vecinas coincidieron en que la inseguridad afecta a toda la zona, sin distinción. Algunos afirmaron que no se puede dejar una bicicleta o una moto en la calle sin correr riesgo de robo.

“Ha habido muchos robos últimamente. Es bien triste la situación que se está viviendo en toda esta zona”, lamentó un vecino.

Frente a esta realidad, muchas familias optaron por colocar rejas o contratar vigilancia privada, con el objetivo de sentirse mínimamente resguardadas.

“Hay gente que paga vigilancia particular para poder dormir un poco tranquilo. Es horrible”, agregó otra vecina con resignación.

 

Operativos que no alcanzan

Los vecinos también cuestionaron la ineficacia de los operativos policiales, que —según describieron— se realizan de manera esporádica y con gran despliegue, pero sin resultados sostenibles en el tiempo.

“Un día hacen un procedimiento tremendo, con móviles y personal, y los robos siguen igual”, señalaron.

Este contraste entre la presencia visible en ciertos momentos y la falta de control cotidiano refuerza la sensación de abandono entre los residentes del barrio.

 

Un reclamo extendido

Aunque el robo del crucifijo en la Capilla Espíritu Santo motivó la reciente expresión pública del malestar, los testimonios reflejan que el problema es estructural y afecta a todos los vecinos, más allá de su participación en actividades religiosas.

“Me gustaría que esto tenga una buena conclusión, no solo por la capilla, sino por toda la gente que sufre robos y muchas veces queda en el olvido”, expresó uno de los entrevistados.

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