Expectativa por el inminente anuncio del acuerdo con el FMI y las definiciones sobre el dólar

0
7

Después de más de un año de negociaciones, crece la expectativa por un posible anuncio inminente del nuevo acuerdo entre la Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sería el 23° programa desde 1958 y el tercero desde que el país acudió al organismo en medio de la corrida cambiaria de 2018. Esta vez, bajo la presidencia de Javier Milei, el entendimiento aparece como una herramienta para reforzar reservas, dar certidumbre cambiaria y sostener el proceso de estabilización.

A diferencia de negociaciones anteriores, marcadas por tensiones, filtraciones y cambios de rumbo, el proceso actual se desarrolló sin señales públicas de conflicto.

El acuerdo técnico o Staff Level Agreement por un programa de facilidades extendidas, equivalente a US$20.000 millones, ya está cerrado entre el equipo del ministro Luis Caputo y el staff del FMI. Solo resta el anuncio oficial y el tratamiento en el Board, algo que ocurriría hoy.

Una de las grandes incógnitas que resta resolver es si la Argentina adoptará un nuevo esquema cambiario tras el acuerdo con el organismo multilateral.

La administración de Donald Trump expresó en múltiples ocasiones apoyo a la política económica de la gestión de Javier Milei.

La directora de Comunicaciones del organismo, Julie Kozack, evitó dar precisiones en sus últimas apariciones, pero anticipó que el programa incluirá medidas fiscales, monetarias y cambiarias, además de reformas estructurales orientadas a sostener el crecimiento. Según Kozack, el objetivo es “afianzar los logros” del Gobierno, entre ellos el superávit fiscal, la baja de la inflación y la recuperación de la economía.

El clima favorable para el cierre del acuerdo fue alimentado por una sucesión de gestos desde Washington. Todo comenzó con la reunión entre Milei y Kristalina Georgieva a fines de enero, en la que la directora gerente del FMI elogió el “tremendo progreso” de la Argentina. “Nos gustaría trabajar con rapidez en un nuevo programa”, dijo entonces, abriendo formalmente la puerta a esta negociación. Incluso, los contactos del Gobierno también alcanzaron a las autoridades del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), quienes confirmaron que trabajan en un “paquete adicional” al del FMI.

Después vino una misión técnica del Fondo a Buenos Aires y, poco más tarde, otra visita de Milei a Estados Unidos. En los márgenes de la cumbre conservadora CPAC, el Presidente se mostró con Donald Trump, quien lo felicitó públicamente: “Estamos muy orgullosos de vos, realmente”. Estados Unidos es el principal

El secretario del Tesoro de Estados Unidos se reunirá con Milei el próximo lunes.

El respaldo político más concreto llegó días después, tras un encuentro de Caputo con el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, que en una señal enorme de apoyo vendrá el lunes próximo al país.

El funcionario elogió las reformas “impresionantes” del Gobierno argentino y valoró el rumbo de desregulación y achicamiento del Estado.

Más recientemente, la propia Kozack celebró la decisión de Milei de buscar apoyo parlamentario al nuevo acuerdo. En el FMI consideran que el respaldo político y social es “clave” para el éxito del programa, una condición que también podría sumar puntos a la hora de presentarlo en el Directorio. De hecho, el Gobierno logró que la Cámara de Diputados blindara el decreto que le permitió avanzar con el FMI.

En las últimas horas, se conoció un último gesto de apoyo: la confirmación del viaje del secretario del Tesoro de la administración Trump para reunirse con Milei y Caputo el próximo lunes. “El secretario Bessent reiterará el firme respaldo de Estados Unidos a la implementación continua de la sólida agenda económica del presidente Milei y alentará a la comunidad internacional a apoyar plenamente sus esfuerzos de reforma económica“, señaló el comunicado oficial de la embajada norteamericana en Argentina.

La certidumbre que contagian estas señales de respaldo contrasta con el desconocimiento de dos aspectos centrales del acuerdo: qué pasará con el dólar y de qué tamaño será el primer desembolso que inyecte robustez a las reservas del Banco Central.

Algunos informes de bancos de inversión –como uno reciente de UBS– estiman que el monto total de los US$ 20.000 millones está en línea con las necesidades financieras del país hasta 2027. Sería un acuerdo ambicioso, que permitiría afrontar vencimientos sin sobresaltos y reforzar las reservas netas, aún en terreno negativo. Según estimaciones de Invecq, en febrero rondaban los US$7.125 millones en rojo, sin considerar al BOPREAL.

Este dato resulta muy relevante porque funciona como causa y consecuencia de los planes del Gobierno. Milei explicó en su discurso del 1° de marzo: “Estamos avanzando en un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para poder terminar de sanear el balance del Banco Central y salir del cepo cambiario definitivamente durante este año”.

Por lo tanto, el futuro de la política cambiaria se convirtió en el tema más sensible. Aunque el Gobierno insiste en que no habrá devaluación, se espera que el nuevo acuerdo incluya cambios en el esquema del dólar, con la posibilidad de que se avance hacia un sistema de bandas.

¿Cómo funciona eso? Se establece un piso y un techo en la cotización del dólar. Su valor puede oscilar entre ambas bandas. Cuando se escapa de ellas, el Banco Central podría intervenir, ya sea vendiendo si el dólar supera el techo, o comprando divisas si cae por debajo de la banda inferior.

Esta alternativa permitiría cierto deslizamiento del tipo de cambio dentro de un rango preestablecido, en línea con una meta de acumulación de reservas sin comprometer la estabilidad nominal.

Milei y Caputo, de todos modos, defendieron con fuerza la política actual. El ministro fue tajante recientemente: “El Fondo nunca nos pidió devaluación”, afirmó en LN+.

El anuncio del acuerdo marcará un hito para el gobierno libertario: será la validación internacional más importante desde el inicio de la gestión y una herramienta fundamental para afrontar el segundo trimestre del año, con reservas exigidas y un escenario político fragmentado atravesado por el clima de elecciones.

A eso se suma la efervescencia internacional derivada de la guerra comercial de Estados Unidos y China que tiene en vilo al mundo.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí