¿Qué tendencia de decoración de los setenta volvió para quedarse?

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Los hemos visto en galerías y al costado de la pileta, en terrazas e incluso en livings o cocinas. Clásico del los años setenta, en la actualidad toman un nuevo sentido con una estética más cercana al “slow life”. Sencillos, originales y resistentes, los sillones y bancos de cemento vuelven al ruedo en sus mil versiones.

Desnivel y sillón de obra, dos rasgos típicos de los años setenta que acá toman un lenguaje completamente actual.

De los que visten casas blancas y minimalistas a los moldeados en paredes estucadas pasando por los más originales que traen guiños de época, acá algunas versiones para inspirarse.

Resistente al extremo

Cuando la periodista especializada en diseño Daniela Rusak se animó a apostar por una casa de los años setenta que había sido arrasada por el fuego para hacer su refugio de fines de semana sabía que algunas cosas tenían que irse y otras quedarían.

Alfombra (Sol Palou). Lámparas colgantes compradas en Tigre.

“El concepto final surgió al pensar qué mantener y qué modificar tras el daño provocado por el fuego. Era necesario cubrir los ladrillos, tanto en el interior como en el exterior, y pintar lo que había quedado del techo”, detalla Daniela sobre las primeras decisiones.

“No quería nada suntuoso, sino la misma casa actualizada, con su estética transformada, pero no su esencia. Un lugar donde relajarse contemplando el verde y abstraerse del trajín cotidiano”, asegura. Se conservaron la chimenea, el sillón de obra y el enorme ventanal en ángulo.

“Es la misma casa de los años 70, pero en blanco y negro. Aunque respetamos su esencia ‘rústica’, dejó de ser una oscura casa de montaña y se convirtió en una casa de playa”.

A tono con el paisaje

En esta casa en Mallorca la decisión de poner sillones de obra respondió a una cuestión estética, pero también práctica. Habitada solamente en vacaciones, la alternativa de un sillón en L de material reduce el mantenimiento al mínimo.

Las fundas de los sillones, las esferas de vidrio y la lámpara marmolada, como una canica que flota en el espacio.

Los asientos se hicieron bajos para no interrumpir la vista, y se ahuecaron para darle lugar a unas colchonetas bien espumosas que además de hacerlos cómodos, aportan color.

Con guiño de época

Pocas cosas hablan más de su época que los livings en desnivel con asientos de obra. Sin embargo, en casa de Ingrid Hajnal, creadora de The Organization Wiz, todos los elementos propios de la estética de los setenta se actualizan de la mano de un baño blanco y muchos aciertos de diseño.

Ingrid, con sus perros Adi y Sam. Mesa baja (Mariano Ruffo para Casa Social) con piezas de cerámica (Antes Pella).

Me interesaba conservar los ‘rasgos 70’ del living, como la chimenea, el desnivel, la doble altura, la escalera caracol y el mueble de obra. Pero les hicimos cambios para lograr coherencia general.

Ingrid Hajnal, creadora de The Organization Wiz

Este rincón vidriado ya existía, así como también el sillón de obra, para el que Ingrid retapizó la colchoneta y los almohadones. Revestimiento de cerámicos de 10x10 (Acuarela). Aberturas (Tecnoperfiles).

Inspiración viajera

José (Pepe) Bado volvió de sus viajes decidido construir una casa como las que había visto en Mikonos e Ibiza; sueño que realizó con la ayuda de un amigo arquitecto, Jorge (Chingolo) Parieti, en un terreno pedregoso elevado frente al mar en lo que hoy es El Chorro.

El quincho fue el último agregado. Los nichos son doce, uno por cada apóstol. Por la noche ponen una velita encendida en cada uno.

Al tiempo se sumó a su vida Fabiana González Muracciole, y tanto la casa como la familia comenzaron a agrandarse. “Hicimos esta parte en lo más alto del terreno para estar todo el día mirando el mar”, dice la pareja. Que supo mantener aquella estética, pero actualizarla en detalles como los almohadones (de Tres Mundos y de la firma holandesa ML Fabrics) que cubren los bancos de obra o los taburetes de la diseñadora brasileña Ilse Lang.

En el living original también hay muebles de obra. Sobre la mesa ratona, un throw de lino y seda de ML Fabrics, la marca holandesa que Fabiana representa en Uruguay.

Sello de autor

“La gente que viene siempre me pregunta si soy fanático del azul, ¡la verdad que no! Solamente me gustó y lo hice así”, cuenta el diseñador Andrés Baglivo, genio creativo detrás de Roberto Sánchez. Aunque para cualquiera que conoce su marca, es imposible no asociar la paleta de su casa a Air Sánchez, una de las líneas que propone inspirada en la aerolínea francesa.

Living Roberto Sánchez

“El sillón de ladrillos de vidrio fue una idea mía: no sé si lo vi en algún lado o simplemente se me ocurrió”

Amante de la estética de los años ochenta, la inspiración es clara en ese y otros detalles de su PH en Liniers en el que diseñó cada mueble y detalle.

La mesa de espejo también es diseño del dueño de casa.

Mediterráneo pura cepa

“Creo firmemente que el diseño mediterráneo debería abogar por una vida más simple. Cuantos menos objetos, más tiempo para la fantasía y el descanso”, asegura Oro del Negro, de More Design.

Los bancos del comedor diario se hicieron en cemento. Se acompañaron con una mesa rústica y banquetas en madera y cuero.

A pesar de que contaban con un presupuesto holgado, los arquitectos propusieron una cocina austera. De bordes redondeados, todos los muebles fueron hechos en obra y terminados a la cal.

Las cabezas de animales, tejidas en palma, vienen de Valencia, y el recipiente de vidrio ambarino, de Consell, el mercado de pulgas más grande de Mallorca.

     

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