Speyer es un pueblo alemán que se ubica en Renania-Palatinado, famoso porque en los últimos días se conoció la historia de Inge Fleischmann, una mujer de 88 años que es moza de la vinería Narrenstübchen. Ágil, atenta, alegre y con voluntad es como los clientes ven a la adulta mayor que, sin ánimos de abandonar su puesto, reconoció que espera continuar así hasta los 90 años, cuando ya se jubile de forma definitiva.
Hay algo que motiva a Fleischmann a salir todos los días de su casa, sin importar el clima o el estado de ánimo. El fin es evitar la soledad de su departamento, según reveló al medio de comunicación germano Bild.
En 1956, la mujer ingresó con 19 años como moza de Narrenstübchen. Esa vinería fue inaugurada por su padre, el panadero Wilhelm, que el 11 de agosto de 1955 abrió una oportunidad local para todos los amantes de esa bebida. Lo curioso de ese emprendimiento es que sucedió en la casa familiar, por lo que se hizo imposible no ser parte de la historia cotidiana de los clientes.
Con el tiempo adoptaron la impronta de restaurante y la joven Fleischmann se ganó el amor de todos los visitantes. A temprana edad tuvo que hacerse cargo del local, a pesar de que tenía siete hermanos más. “Aquí puedo conversar, cada comensal trae algo nuevo de la ciudad y también me entero del destino de mucha gente”, destacó.
La mujer nunca se casó, aunque sí conoció el amor. Sin timidez, recordó: “Una vez tuve una aventura con un suizo, pero dejar el bar de vinos no era una opción. Al fin y al cabo, nunca quise ser solo ama de casa”. Y agregó: “Cualquier hombre se moriría de hambre en mi casa. En mi heladera no hay nada más que una botella de agua y una botellita de vino”.
“Es realmente especial que mi restaurante lleve tanto tiempo funcionando y tenga tanto éxito. Estoy un poco orgullosa de ello”, expresó a Bild con una sonrisa en su rostro, al tiempo que un cliente que presenció la entrevista la caracterizó por ser una persona con un “gran corazón”.
Ella misma es la que realiza a diario los pedidos y tiene contacto con los enólogos para solicitar los mejores vinos de producción alemana o extranjera. Incluso prepara los platos iniciales si alguno de los cocineros no llegó a tiempo a su trabajo.
Como su padre era director de la Sociedad de Carnaval de Espira (SKG), en la actualidad las paredes del local están decoradas con medallas, trofeos y cuadros que recuerdan a actores y “tontos” de las mejores escenas burlescas de los carnavales pasados.
El trabajo y su pasión por la atención al público es lo que mantuvo joven a Fleischmann durante décadas. El mundo en el que nació y se crio (1937) cambió drásticamente; sin embargo, nunca abandonó el restaurante. Allí se sintió ella misma, capaz y útil. Un tipo de independencia que para la época y en particular para la Alemania de posguerra, significaba una hazaña.
Este verano Narrenstübchen cumplirá 70 años de vida y la dueña del establecimiento quiere ante todo mantenerse “sana”. Por último, Bild detalló: “Su receta para una vida larga y feliz es pensar siempre positivamente y trabajar tanto como sea posible. Según Igne, eso te mantiene en forma”.