Entrevista a Valentín Perrone, el “europibe” que brilló en la antesala del Moto GP: “Mi sueño es llevar a la Argentina a lo más alto”

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Valentín Perrone sueña con llegar al MotoGP y poner a la bandera argentina de nuevo en la máxima categoría del motociclismo (@valentinperrone73)

Sería un sueño llevar a la Argentina a lo más alto”. Con un mate en la mano, unas medialunas en la mesa y una gorra de Red Bull, Valentín Perrone cuenta con orgullo cómo lucha día a día para cumplir su anhelo de llegar a la cúspide del motociclismo. Desde abajo, junto a su padre en una furgoneta modelo 2000 con la que recorrió toda España para mantener viva su ilusión, el “europibe” de 17 años volvió a poner la bandera albiceleste dentro de las categorías más importantes del deporte mundial al finalizar en el top 10 en su temporada debut en Moto3. Hijo de Marcelo, argentino que formó una familia en el Viejo Continente, trazaron su propia autopista a base de esfuerzo y sacrificio: “Intento aprovechar todas las pequeñas oportunidades que se me dan”.

Más allá de que su vida transcurrió en España, por dentro es un argentino de toda ley. Incluso, si no fuera por el acento en su hablar, tal vez uno no se daría cuenta de que nació en Barcelona. “Cómo viven todo acá los argentinos es increíble, algo de admirar, porque en ninguna parte del mundo lo viven así”, menciona con asombro en diálogo con Infobae. Marcelo Perrone, electromecánico, emigró al otro lado del océano en 1998 y, tras el nacimiento de Valentín en diciembre de 2007, dedicó su vida para cumplirle su sueño de llegar al MotoGP. Las vacaciones dejaron de ser un viaje a otro país con el objetivo de ahorrar gastos y se centraron en “ir un fin de semana toda la familia con la furgoneta, plantarla en un circuito y quedarnos el fin de semana ahí como si fuera de campamento”.

“Siempre ha estado mi papá conmigo. Todos los viajes los he hecho con él. Doce horas de furgoneta, tirando para la otra punta de España”, describe. Valentín tuvo la oportunidad de pisar el país por primera vez a principios de 2025 para afrontar el Gran Premio de Argentina en el Circuito Internacional Termas de Río Hondo: “Mi papá vino después de 20 años en marzo. No había venido. Se fue y no vino”. No obstante, su apego a la Argentina está desde que nació, ya que el día a día en su vida siempre estuvo atravesado por la cultura rioplantense.

“Con pocos meses ya mi abuela me daba mate de tomar. La empanada siempre ha estado con el asado, siempre ha estado toda la cultura. Estar en el jardín con la camiseta de Argentina y ver los partidos de fútbol de Argentina. Siempre ha estado Argentina en mi casa. Al final, sí que he estado en España, pero en casa la cultura era argentina. Siempre ha estado Argentina. Entonces, de chico también, era normal ver a mi papá con la camiseta de Argentina siempre por casa. Yo quería ser como él y así me sentía. Entonces, desde ahí salió todo. Fue algo de sentimiento. No elegí, dije ‘no, ahora quiero ser argentino’. Lo sentía así y así fue”, asegura con una enorme sonrisa en su rostro.

Valentín Perrone, tras finalizar décimo en su primera temporada, disputará nuevamente el Moto3 en 2026 (Red Bull Content Pool)

Pese a que su primera experiencia en el país terminó con una fuerte caída por la que no pudo terminar la carrera, la euforia del público albiceleste en el Circuito Internacional de Termas del Río Hondo fue impactante. “Ahí era como si fuera Marc Márquez. Fue algo increíble. No me lo esperaba tan así. Increíble. De salir del box a la oficina donde me cambiaba, que había capaz 50-100 metros, capaz me pedían 20 fotos, cinco autógrafos, toda la gente preguntando por mí, era increíble. Me acuerdo que cuando acabé la primera sesión en Termas, me dio por saludar a la grada y todos en la grada estaban saltando como locos. Increíble. Fue increíble. Termas fue increíble”, recuerda con satisfacción.

Valentín afirma de manera rotunda que el ambiente en el país es inigualable y no hay punto de comparación en el fervor que siente: “El sentimiento que tienen todos los argentinos por el deporte y la manera en que lo viven, nada que ver en ninguna otra parte del mundo. Es algo único”.

El joven de 17 años cuenta con una cargada agenda en la que, pese a visitar Argentina por segunda vez, prácticamente no tiene tiempo para hacer turismo. “Llegué el viernes a la noche y ahora el miércoles me vuelvo a ir a España. Ya tengo que empezar con los entrenos, después voy a Estados Unidos a entrenar. Me hubiera gustado venir de vacaciones, más que nada. Salir de Buenos Aires, visitar un poco todo, conocer más del país, pero por tiempo no se puede. Vine justo unos días antes de Termas para poder estar en Buenos Aires, ver a la familia también de acá, pero no pude salir de Buenos Aires”, afirma.

Así como Agustín Canapino marcó un hito al llegar a la IndyCar y Franco Colapinto irrumpió en el selecto grupo de 20 pilotos en la Fórmula 1 y generó una enorme repercusión para poner al Gran Circo en la cúspide del deporte argentino nuevamente en los últimos años, Valentín anhela con revolucionar al país con un hipotético arribo a la máxima categoría del motociclismo. “Es el sueño. Sería un sueño. Lo intentaré. Sería un sueño llevar la Argentina lo más alto. Sería un sueño, pero no sé cómo será. No sé si pasará, si cuando pase tendré el mismo apoyo. Entonces, mi sueño es llegar a lo más alto con la bandera argentina respaldándome y con todos los argentinos apoyándome”.

Perrone terminó décimo en la temporada del Moto3 y se subió en dos oportunidades al podio (@valentinperrone73)

Coyote, como lo apodan, concretó una notable temporada de debut en el Moto3, que es la segunda categoría promocional del MotoGP. Luego de quedar tercero en la MotoGP Rookies Cup, Perrone fichó por el equipo Red Bull KTM Tech3 y finalizó en la décima ubicación con 128 puntos. Tal fue su desempeño que logró quedarse con la pole en reiteradas oportunidades y se subió al podio en dos ocasiones: quedó tercero en el GP de Países Bajos y terminó segundo por 18 milésimas en Hungría, en una histórica definición.

Fue un balance positivo. Terminé décimo en el campeonato, que era el objetivo que tenía. Pude hacer podios, poles, estar muchas carreras adelante luchando. Fue un año muy positivo. Aprendí muchas cosas. Tuve momentos malos de los que aprendí, porque también es importante vivirlos para aprender. Sumé mucha experiencia, disfruté, me lo pasé bien, conocí nuevos lugares, disfruté con la moto. Fue un año increíble, en el que he disfrutado muchísimo y he aprendido muchísimo. Es el año en el que más he aprendido de todos. Al haber tantas carreras, son muchas experiencias nuevas que vienen. Entonces, la verdad que fue un año muy positivo”, analiza.

En esta misma línea, puntualiza en que concretó una adaptación prácticamente automática a la categoría y a las características de la moto: “La verdad es que fue una evolución rápida. No esperaba ya enseguida sentirme como me he podido sentir a mitad de temporada. Me esperaba capaz en las últimas carreras poder estar adelante, pero después del verano, por cómo me encontraba con la moto, por cómo sentía esa sensación de fluir, de bailar con la moto, no me esperaba estar así tan pronto”.

“Sí que he tenido momentos malos, pero los necesitaba vivir también. El decir: ‘No me salen las cosas, tengo que confiar en mí’. Todos esos pequeños momentos son los que suman y de los que más aprendés. Y lo necesitaba. Necesitaba aprender, más experiencia. Sigo necesitando aprender muchas cosas, no solo de la moto, del pilotaje, sino de la vida en general. Pero sí, aprendí muchísimo este año y lo necesitaba de cara al año que viene para poder estar más competitivo y ojalá estar peleando por el campeonato”, comenta.

Aunque los resultados en pista se explican por el enorme esfuerzo que hace día a día; el joven de 17 años mantiene una meticulosa rutina para maximizar su futuro. “El sacrificio ya viene de unos cuantos años atrás. El dedicar toda mi vida, el no salir con los amigos, no disfrutar de la juventud. La disfruté entrenando y dedicando mi cien por ciento del día a entrenar, comer bien, descansar bien, que es lo fundamental”, aclara.

Inmediatamente, hizo hincapié en su metodología de trabajo: “Intento aprovechar todas las pequeñas oportunidades que se me dan. Si tengo dos horas para intentar entrenar y dedicarle más tiempo a mejorar, se las dedico sin duda. Es algo que tengo muy presente también por todo el esfuerzo que he hecho yo, como toda mi familia. Entonces, siempre intento estar dando lo máximo. Es una oportunidad que solo pasa una vez en la vida y la intento aprovechar al máximo siempre. Tienes que entender qué es lo que necesitas y convivir con ello. Evidentemente, por preferir, prefiero estar en el sofá viendo cualquier otra cosa, pero me toca. He aprendido a convivir con ello y he aprendido a disfrutar de ello. El disfrutar de estar a 190 de pulso, que me quiero morir. Pero el sentimiento cuando terminas, cuando lo has hecho, es increíble. Y convivir con ello, aprender de todos esos momentos”.

Valentín y su padre Marcelo, en uno de los tantos viajes sobre la furgoneta que recorrió España y gran parte de Europa (@valenperrone28)

– ¿Cómo te definís como piloto?

– Soy un piloto que piensa bastante. Creo que utilizo mucho la cabeza, sobre todo en la moto, con todas las decisiones que tomamos. Al final, poder ganar una carrera o hacer podio es a partir de una pequeña decisión que has tomado en este momento, otra que has tomado acá. Entonces, soy un piloto que piensa mucho: agresivo cuando tengo que ser agresivo, calmado cuando tengo que ser calmado. Entonces, creo que sé distinguir cada momento bastante bien cuando tengo que pilotar de una manera o de otra. Pero sí, lo que creo que tengo mejor es la cabeza y el poder pensar encima de la moto.

– ¿Qué sentís cuando estás arriba de la moto?

– Es libertad. Es estar solo con la moto y todo lo otro no importa. Eres tú, la moto, la pista y ya está. Es disfrutar de eso, es como tener la mente en blanco. Pero sobre todo cuando tenés esa sensación de que te sale todo muy fácil, muy rápido y no sé por qué, eso es lo mejor, de estar bailando con la moto, no tenés que pensar: ‘Vale, quiero frenar acá’. No, te sale solo, la moto va para donde querés, eso es lo mejor. Pocas veces pasa esa sensación, pero sí que cuando te subís a la moto, te bajás la visera, te ponés el casco y estás solo en eso.

– ¿Cómo hacés para desconectarte de la competición y tener momentos para relajarte?

– Me cuesta mucho desconectar al cien por ciento. Lo que sí que creo que me ayuda a desconectar es pasar tiempo con mi novia. Me ayuda a despejar, a estar solo pensando en ese momento, en no tener la cabeza con las motos, el tener que entrenar presión. Eso me ayuda bastante a desvincularme un poco de todo. Y también me ayuda ver videos, jugar a la Play, descansar, me ayuda a despejar un poco la mente.

El ciclismo, una de las actividades preferidas de Perrone (@valentinperrone73)

Una de las actividades preferidas de Valentín es andar en bicicleta, que es algo que disfruta más allá del tiempo lúdico. “También intento salir más con mis entrenadores, con otros pilotos. Intento que sea un poco más divertido también. Charlar, no ir solo con la música y ya está. Intento también hacerlo un poco más divertido. Por ejemplo, salir con la bici, con mi entrenador, que me lo paso muy bien con él, con otros pilotos con los que estoy viviendo. Es un momento divertido, también se sufre. Cuando vas a 190 de pulso que te quieres morir, no es muy divertido”, explica.

Sin embargo, todo está atravesado por su pasión por el motociclismo y su determinante objetivo de llegar al MotoGP: “Todo suma y la verdad que me encanta entrenar. Mi hobby es entrenar, salir en bici, correr… me gusta. Antes, de chico, me costaba, no me gustaba salir a correr. Ahora lo disfruto. Estoy en casa y digo ‘¿qué hago?’ Pues me voy a correr. Que estoy en casa, pues salgo en bici. Entonces, la verdad que lo disfruto y me gusta entrenar y me gusta pasarlo mal también”.

El casco especial que utilizó en el GP de Argentina en Termas del Río Hondo en marzo (@valentinperrone73)

Uno de los rasgos más característicos de los motociclistas es manejar picos de adrenalina extremos, al punto de que lo primero que hacen cuando se caen de la moto a más de 250 km/h es buscarla para volver a correr. “No sé muy bien el por qué, pero sí, cuando nos caemos, lo primero que pensamos es: ‘¿Cuándo me voy a subir en la moto?’. Yo después de la caída de Indonesia, que me quedé inconsciente y tuve una buena caída, estaba en el hospital en la camilla con toda la cara marcada, con el codo que no lo podía ni mover y decía: ‘¿Pero mañana puedo salir a la carrera, no? Estoy mal, no me puedo ni mover, pero me quiero subir en la moto’. Es algo que tenemos los pilotos, no sé muy bien por qué, pero bueno, somos así”, explica entre risas.

Perrone asegura que tuvo la suerte de no tener grandes lesiones y que “la única rotura que he tenido fue en el dedo pulgar de la mano”, además de contar que el calentamiento previo a comenzar a competir es una parte fundamental de su preparación antes de subirse a la moto. “Tengo un equipo detrás, no solo el equipo de carrera, sino también tengo a mi mental coach, mi psicólogo, mi entrenador de hace muchos años. Pero sobre todo también a mi familia que siempre me ha apoyado con todo. Con todas mis decisiones y con todo, entonces tengo un buen respaldo detrás”, cuenta.

Valentín corre con el número 73, año en el que nació su padre. Antes de esto, utilizaba el 28, en honor al día de su cumpleaños en el mes de diciembre (@valentinperrone73)

“Hay muchas dudas. Hay veces que no sé si estoy dando mi 100 %, si puedo hacerlo mejor. Yo intento también preguntar bastante a la gente de mi alrededor, pero no sabés si lo estás haciendo al 100 %. No sabés si te encontrás cansado de verdad o es porque podés descansar mejor todavía. Si estás entrenando bien o se puede mejorar. Entonces, siempre hay dudas, pero intento tener claro lo que hago”, analiza sobre cómo es el sacrificio detrás de un deportista que ya se codea con la élite.

No obstante, profundiza en que es fundamental tener los pies sobre la tierra en el presente: “Siempre hay duda de si lo puedes hacer mejor o no. Pero intento también, sobre todo, disfrutar el ahora, disfrutar cada momento, disfrutar de tener un día libre para poder entrenar, disfrutar esos momentos, disfrutar cada viaje. Porque hay a veces que tengo el objetivo tan claro que se me olvida un poco el presente, el ahora. Ya mi cabeza está pensando: lo tengo que hacer bien para subir al mundial, para ganar la carrera. Intento siempre darme parones mentales para decir: ‘Vale, estoy disfrutando ahora. Estoy acá en Argentina con mi familia, la gente que quiero, el país al que represento, disfruto ahora’. No tengo la cabeza dentro de una semana cuando esté entrenando. Y es algo que intento tenerlo presente siempre”.

Valentín Perrone, con su familia a su lado, tiene su objetivo entre ceja y ceja: llegar al MotoGP y consagrarse campeón del mundo en el motociclismo. Incluso, asegura que no piensa en otra cosa que en trabajar todo el tiempo en esto: “El deporte siempre va a estar en mi vida. Los próximos años intentaré llegar a MotoGP y disfrutar del camino”. El pibe de 17 años competirá un nuevo año en el Moto3 y mantiene vivas las ilusiones de volver a poner la bandera argentina en la máxima categoría.

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