Alejandro Garnacho atraviesa su momento más delicado desde su llegada al Manchester United. Tras una temporada marcada por la tensión con el entrenador Rubén Amorim y la dirigencia, el extremo de 21 años quedó completamente al margen de los planes del club inglés. La decisión de excluirlo de la pretemporada, sumada a episodios recientes que provocaron la indignación de los aficionados, reflejan un deterioro profundo en la relación entre futbolista y entidad.
La última decisión del United fue contundente: Garnacho no formó parte de la lista de 32 jugadores que viajaron a Estados Unidos para la gira de preparación. El club eligió priorizar jóvenes menores de 20 años, como Bendito Mantato, Chido Obi y Ethan Williams, además de reforzar el ataque con los recién llegados Matheus Cunha y Bryan Mbeumo. Garnacho, que en la temporada pasada llegó a disputar finales internacionales, ni siquiera fue considerado entre las ocho opciones ofensivas.
El señalamiento fue todavía más evidente una vez que, al regreso de sus vacaciones, el club le comunicó que debía entrenarse separado, a contraturno, en el complejo de Carrington, en las instalaciones vacías. La medida también incluyó a otros jugadores relegados como Marcus Rashford, Jadon Sancho, Antony y Tyrell Malacia. Según el periodista Mark Critchley, del portal The Athletic: “No forman parte de los planes de Amorim para la próxima temporada y se les concedió tiempo extra fuera del club para resolver su futuro incierto a principios de este mes”.
Esta distancia institucional se agudizó luego de las declaraciones públicas de Garnacho tras la derrota en la final de la UEFA Europa League frente al Tottenham. En zona mixta, el atacante lanzó dos frases que marcaron un quiebre: calificó la temporada como una “mierda” y cuestionó abiertamente su falta de minutos en un partido crucial: “Hoy jugar 20 minutos… No sé”. El comentario reforzó la idea de un vínculo ya fracturado con el entrenador y la estructura deportiva.
En medio de la incertidumbre sobre su futuro, Garnacho se mantiene lejos del plantel y de la realidad cotidiana del club. En sus redes sociales no aparece imagen alguna relacionada al Manchester United. Su última publicación muestra una rutina de entrenamiento individual, acompañada por la frase: “No hay secretos. Dedicación y trabajo duro. Ya sabes, ser capaz de hacerlo. Trabajar al cien por cien todo el tiempo. Ese es mi secreto”. También compartió una historia donde se lo ve entrenando solo en el gimnasio, con la inscripción: “Sesión de trasnoche”.
Pero la tensión escaló a un nuevo nivel por un gesto en redes sociales que impactó directamente en el ánimo de los hinchas. Cuando el Barcelona anunció oficialmente el fichaje de Marcus Rashford, Garnacho comentó “Vamosss” seguido de dos emojis de saludo. La reacción fue inmediata: muchos aficionados tomaron el mensaje como una provocación y como una falta de lealtad hacia el United. Entre las respuestas más duras en la publicación pueden leerse frases directas como “Sal de mi club”, “Maldito sea el United, que debe ser como una prisión para estos muchachos” y “El muchacho es completamente sordo al tono”.
Garnacho y Rashford forjaron una relación personal dentro y fuera de la cancha. Sin embargo, el respaldo público al traspaso de una de las figuras más queridas por los hinchas del United a un club rival como Barcelona agudizó la sensación de ruptura con la base de seguidores.
Mientras tanto, el club evalúa su futuro: Manchester United necesita ingresos tras quedar fuera de competiciones europeas, y el mercado inglés identifica a Aston Villa, Chelsea y Tottenham como posibles destinos para el delantero. Pero la realidad es una sola: la relación entre Alejandro Garnacho y Manchester United atraviesa su crisis más profunda, marcada por la exclusión, la soledad y el conflicto abierto con los aficionados.
