El partido entre los Philadelphia Eagles y los Washington Commanders desbordó la tensión en el último cuarto del partido disputado el sábado por la noche, cuando tres jugadores fueron expulsados tras una pelea, justo después de la conversión de dos puntos que otorgó una ventaja clave a los locales. La batalla campal se produjo cerca del final del encuentro, que terminó 29-18 a favor de los Eagles, lo que aseguró el segundo título consecutivo de la Conferencia Nacional división Este (NFC).
El incidente involucró a Javon Kinlaw y Quan Martin de Washington, y Tyler Steen de Philadelphia, quienes resultaron descalificados tras ser sancionados por rudeza innecesaria, de acuerdo con los reportes de la agencia AP. La pelea incluyó puñetazos y empujones, extendiéndose por el campo mientras los árbitros lanzaban pañuelos para marcar las infracciones. El instanta de mayor drama fue cuando seis jugadores de los Commanders se avalanzaron contra uno de Eagles para golpearlo.
Saquon Barkley, corredor de los Eagles, vinculó el ambiente dentro del estadio con la histórica hostilidad entre ambas franquicias: “Supongo que era un tema recurrente… Los aficionados se peleaban… y supongo que eso se trasladó al partido. El ambiente está muy agitado, y tenemos mucha historia con este equipo, especialmente desde que estoy aquí. A este equipo no le gustamos. Es la pura verdad. Y a nosotros tampoco nos gusta”.
La decisión del entrenador de Philadelphia, Nick Sirianni, de buscar la conversión de dos puntos tras el último touchdown avivó aún más la animosidad. Consultado sobre si esa jugada representó una falta de respeto, el entrenador de los Commanders, Dan Quinn, evitó pronunciarse en términos directos, aunque no dudó en dejar abierta la tensión futura: “Si así es como quieren jugar, perfecto. Jugaremos contra ellos de nuevo en dos semanas”, advirtió en conferencia de prensa.

El linebacker de Washington, Bobby Wagner, también le restó importancia a la posible falta de respeto y puso el foco en la competencia en el campo: “Es lo que es, hermano. Me da igual. ¿Es irrespetuoso? Quizás. Pero aun así tenemos que detenerlos. Así lo veo yo”, manifestó tras el encuentro.
Por su parte, Nick Sirianni defendió su decisión en términos estratégicos: “Queríamos asegurarnos de ir por ese camino, por si acaso. Eso fue lo que nos dijeron las matemáticas en ese caso en particular”, explicó. Añadió que los partidos divisionales suelen tener alta carga emocional: “Siempre es de ida y vuelta… Ese es el equipo contra el que jugamos en el partido por el campeonato de la NFC el año pasado. Sé cuánto querían ganarnos. Sé cuánto queríamos ganarles nosotros. Siempre tenemos que mantener la calma en momentos como ese. Pero así es el fútbol americano de la NFC… Ellos tienen jugadores duros. Nosotros tenemos jugadores duros”.
Luego de sofocarse la pelea, varios líderes de ambos equipos intercambiaron palabras en el campo. Barkley relató el consejo recibido por Wagner: “Ojalá no te rompas la mano solo para decir que eres un tipo duro. No vale la pena. Y pierdes mucho dinero”, aludiendo al costo potencial de las multas. Barkley concluyó en diálogo con AP: “Tenemos que ser mejores. Tenemos que ser más inteligentes. Tengo que ser más inteligente. No debería ponerme en esa situación. Realmente no vale la pena”.

Desde el vestuario de Washington se aceptó la lógica de ir por dos puntos. El receptor Terry McLaurin consideró natural la jugada: “Eagles vs. Commanders, hombre. Así es la cosa. … Nos estaban ganando. No van a rendirse. No van a ser indulgentes con nosotros. Iban a por el 2 para arrasarnos. Como equipo, no es como si les fueras a decir: ‘No vayan a por el 2’. Tenemos que frenarlos”. McLaurin concluyó que este tipo de rivalidad nunca dejará de existir.
A pesar de dificultades iniciales como un balón suelto en la patada de salida y fallos en goles de campo, Jalen Hurts completó 22 pases para 185 yardas y dos touchdowns, además de sumar 40 yardas por tierra para los Eagles, que alcanzaron un récord de 10-5. Saquon Barkley añadió 132 yardas terrestres y un touchdown. Los Eagles se convirtieron en el primer equipo en conquistar la NFC Este en temporadas consecutivas desde su propia racha de 2001 a 2004, cortando la mayor sequía de campeones repetidos en la historia de la NFL.







