La Ruta de la Fe: un camino que une espiritualidad, historia y turismo en Tucumán

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Periodistas y creadores de contenido participaron de un Fam Press organizado por el Ente Tucumán Turismo. Recorrieron templos, pueblos y lugares de profunda devoción en el sur de la provincia.

 El recorrido incluyó Aguilares, Villa de Medina, Monteros, Famaillá y Lules, en un itinerario que mostró la riqueza cultural, religiosa y humana de cada uno de esos destinos.

Un recorrido que nace del alma tucumana

En comunicación con Libertad de Expresión, Gustavo Maccio, responsable de la Ruta de la Fe del Ente Tucumán Turismo, explicó que esta propuesta tiene más de 17 años de historia:

“La Ruta de la Fe nació cuando el Ministerio de Turismo de la Nación preguntó si existía el turismo religioso en Tucumán. A partir de esa consulta se hizo una investigación profunda, y se descubrió que la provincia tenía un gran potencial espiritual y cultural. Así nació esta ruta, que con los años fue creciendo y sumando destinos”, señaló Maccio.

 Patrimonio espiritual y cultural de norte a sur

La Ruta de la Fe abarca toda la provincia, desde el norte hasta el sur, e incluye templos, grutas, museos y pueblos históricos. En el casco céntrico tucumano, se destacan la Catedral, la Iglesia de La Merced y el Convento de Santo Domingo, que hoy ostentan el título de basílicas menores, además del Museo de Arte Sacro.

Fuera de la capital, los puntos más visitados son las Ruinas de San José de Lules, la Iglesia del Carmen en Famaillá, la Gruta de Lourdes en San Pedro de Colalao, y el Pozo de San Francisco Solano en Trancas, un sitio considerado milagroso por sus aguas curativas.

“En Villa de Medina, por ejemplo, encontramos la imagen más antigua de la Virgen de la Merced, de 1600, y el púlpito donde el Cura Brochero —el primer santo argentino— predicó sus sermones cuando visitaba los ingenios del sur tucumano”, destacó el funcionario.

Milagros, devoción y legado

Uno de los relatos más conmovedores es el milagro de la Virgen del Rosario en Monteros, ocurrido en 1719, cuando la imagen comenzó a llorar durante tres días, mientras los hombres del pueblo combatían una invasión indígena.

“Fue un hecho constatado por un sacerdote y registrado en actas. Desde entonces, Monteros celebra dos fechas dedicadas a la Virgen: en octubre y a fines de mayo, cuando se recuerdan los días del milagro”, recordó Maccio.

También mencionó el Pozo de San Francisco Solano, en Trancas, donde —según la tradición— el santo hizo brotar agua y peces en medio del desierto para alimentar a sus seguidores.

 Una fe que deja huellas

El itinerario del Fam Press permitió a los periodistas conocer sitios de enorme valor simbólico, como la Plaza Papa Francisco I, ubicada sobre la ruta vieja 38, en Aguilares. Allí se levanta el monumento más alto del mundo dedicado al Papa Francisco, de diez metros de altura. Este lugar, además, funciona como posta para los peregrinos que viajan cada diciembre hacia Catamarca.

“Los peregrinos se detienen allí, descansan, reciben asistencia, agua y contención. Es un sitio de encuentro, de fe y de solidaridad, que se volvió parte de la identidad del sur tucumano”, explicó Maccio.

Trabajar juntos por una experiencia espiritual y turística

El Ente Tucumán Turismo trabaja de manera articulada con municipios, parroquias y comunidades locales para fortalecer la infraestructura turística y promover el turismo religioso como motor de desarrollo.

“Estamos trabajando con los directores de turismo del norte y del sur, y también con las parroquias. Queremos que cada santuario y cada historia estén bien señalizados y cuidados”, comentó Maccio.

Entre los próximos proyectos se destacan el Camino del Cura Brochero, la Ruta de los Jesuitas y la puesta en valor de los sitios visitados por San Francisco Solano, entre ellos Ibatín, el lugar donde se fundó por primera vez San Miguel de Tucumán.

Una experiencia que trasciende el turismo

Más allá de los templos y los paisajes, la Ruta de la Fe invita a reencontrarse con las raíces espirituales, culturales y humanas de Tucumán.

“Cada uno de estos lugares refleja el alma de nuestro pueblo y la fuerza de su devoción. La fe une, guía y también impulsa el desarrollo”, concluyó Maccio.

La Ruta de la Fe no solo invita a recorrer templos y paisajes, sino también a reencontrarse con las raíces espirituales y la hospitalidad de los pueblos tucumanos.

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