La doctora María Cecilia Rea, paliativista del Hospital de Niños de Tucumán, compartió un mensaje sobre la vocación médica que despertó una ola de gratitud en redes.
“Ejerzo la pediatría porque no hay nada más auténtico que un niño”, comienza diciendo la doctora María Cecilia Rea, médica pediatra y especialista en Cuidados Paliativos Pediátricos del Hospital de Niños de Tucumán, en un video que publicó en sus redes sociales. En él reflexiona sobre la esencia de su profesión y sobre lo que ocurre cuando la medicina llega a su límite.
“En la facultad nos enseñan que es sanar o nada, curar o nada. Y a veces la medicina no puede curar. Entonces es ahí donde entran los cuidados paliativos, para dar contención y acompañamiento.”
Su mensaje, cálido y honesto, generó una profunda reacción entre quienes la conocieron en su labor cotidiana. Las redes se llenaron de mensajes cargados de afecto, gratitud y emoción.
Una madre escribió:
“Si pudiera curar a Caro lo haría… la acompañó hasta el final con contención, aliviando su dolor. En mi corazón siempre, querida Doc.”
Otra expresó:
“Nunca estaría de pie si no me hubiesen ayudado tanto a tener claro dónde estábamos parados y cuál era la prioridad: amar sin egoísmo y dejar partir en paz.”
Los comentarios siguieron multiplicándose:
“Vocación pura 💖”,
“Una genia”,
“Te queremos Ceci”,
“Sos la mejor”,
“El amor, la contención, sentir que no estás solo… así es llegar a cuidados paliativos.”
Con la misma sensibilidad que la caracteriza, la doctora respondió a varios de esos mensajes con palabras llenas de cariño y memoria:
“Gracias por sus palabras, los quiero mucho y siempre los recuerdo con cariño ❤️.”
El video de la doctora Rea no solo puso en palabras lo que significa ejercer la pediatría con humanidad, sino que también visibilizó la importancia de los cuidados paliativos pediátricos, un área de la medicina que prioriza el confort, la compañía y el amor cuando la curación ya no es posible.
“También eso es medicina —dice Rea—, cuidar, aliviar, acompañar. No hay nada más humano que eso.”
Su testimonio dejó en claro que la vocación médica no se mide solo en diagnósticos o tratamientos, sino en la capacidad de acompañar con ternura y respeto hasta el final.