Llegó el momento de la columna de los martes, y con ella, una pausa en medio del ruido cotidiano. El profesor y locutor nacional Pablo Gérez nos invitó esta vez a pensar en “El poder del silencio”, un tema tan simple en apariencia como profundo en su esencia.
“Dicen que el silencio habla, pero no siempre se lo escucha”, comenzó diciendo Gérez. Y a partir de allí, construyó una de esas reflexiones que quedan resonando, aún después de que termina el programa.
“Hablar nos expone, callar nos resguarda. En ese equilibrio se juega parte de nuestra libertad”, sostuvo. La palabra, explicó, una vez dicha ya no nos pertenece; en cambio, el silencio todavía es nuestro, nos pertenece por completo.
A lo largo de su columna, Pablo Gérez desanduvo los distintos rostros del silencio: el que protege, el que duele, el que respeta y el que espera. “No todo silencio es sabiduría, ni toda palabra es ruido”, citó, recordando al filósofo Wittgenstein: ‘De lo que no se puede hablar, hay que callar’.

También evocó al psicólogo Carl Rogers, quien hablaba de la escucha genuina: esa que no se apura a llenar el espacio con consejos, sino que deja lugar al otro para encontrarse consigo mismo. “A veces creemos que ayudar es hablar, cuando en realidad lo más valioso es saber acompañar desde el silencio”, reflexionó el profesor.

En tiempos donde el ruido parece dominarlo todo —las redes, las pantallas, los mensajes constantes—, Gérez propuso recuperar el silencio como un acto de conexión y de amor. “No todos los silencios son ausencias. Algunos son hasta formas de amor”, expresó.
El cierre de su columna dejó una frase que invita a detenerse:
“Quizás el silencio sea una de las formas más honestas de comunicación. Porque en él no hay promesas falsas ni adornos. Si lo escuchamos de verdad, el silencio tiene tono, tiene ritmo, tiene intención.”
La columna CONECTANDO de Pablo Gérez puede seguirse en PHJerez en YouTube, con adelantos en Instagram y X (@PHJerez), ofreciendo a la audiencia un espacio para reflexionar y reconectar con aquello que muchas veces no encuentra palabras, pero que habla con la fuerza más auténtica.
Una reflexión necesaria en tiempos donde el ruido lo invade todo. Porque a veces, en eso que no se dice, está la verdad más importante.
 

