Entre luces, música y multitudes, un gesto silencioso logró destacar y recordarnos que todavía hay lugar para la empatía.
La noche prometía ritmo, color y energía.
El Bosque de la Hostería Atahualpa Yupanqui, en Tafí Viejo, fue el escenario del Sunset Festival – Proyecto Aborigen, una de las citas más esperadas de la temporada organizada por La Boîte Club.
En medio de los beats y las luces, entre risas y abrazos, un gesto inesperado cambió el tono de la noche.
Una historia que nadie esperaba
Entre la multitud, Rodrigo Canseco encontró un iPhone 14 caído en el predio. Pudo haber pasado desapercibido o terminar en otras manos, pero Rodrigo eligió un camino distinto: devolverlo.
Subió una historia a su cuenta de Instagram contando el hallazgo y pidiendo ayuda para contactar al dueño.
Horas más tarde, publicó una actualización que alegró a todos: “El celu ya está con su dueño.”
En tiempos donde los gestos honestos parecen excepcionales, su actitud se volvió viral y recordada como el mejor momento del festival.
Una lección en tiempos de prejuicios
En los últimos años, las fiestas electrónicas han sido señaladas por prejuicios que poco tienen que ver con la realidad.
La historia de Rodrigo demostró que también son espacios donde nacen actos de empatía, responsabilidad y respeto.
Lo que ocurrió en Tafí Viejo fue más que una anécdota: fue una lección silenciosa que viajó más rápido que cualquier pista de audio.

Una nueva energía
Proyecto Aborigen, con su propuesta de “música, esparcimiento y medio ambiente”, busca recuperar el sentido del encuentro: disfrutar sin excesos, convivir con conciencia y celebrar lo que nos une.
Y aunque la noche ofreció grandes momentos musicales, la historia de Rodrigo Canseco y el iPhone devuelto fue la que marcó el verdadero pulso del festival: el de la humanidad que todavía vibra entre luces y sonidos.







