El secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Scott Bessent, confirmó esta mañana el acuerdo para asistir financieramente a la Casa Rosada. El arreglo venía negociándose desde hace semanas, pero tomó temperatura en las últimas horas del domingo, antes de que abriera el mercado cambiario. “Sabíamos que se nos iba a complicar la mano si no lográbamos un gesto”, afirmó una fuente que estuvo en las tratativas.
Así, la administración de Donald Trump se comprometió a hacer “todo lo posible” para evitar que fracase el programa económico del Gobierno, algo que está estrechamente emparentado a la performance de La Libertad Avanza en las elecciones generales de octubre.
Se trata de una nueva instancia que ensalza aún más la alianza estratégica a nivel geopolítico entre Argentina y Estados Unidos. “Tenemos un alineamiento mutuo. Ellos nos ayudan y nosotros a ellos”, describió a Infobae un funcionario de acceso a esas conversaciones, que aseguró que hubo un solo requerimiento explícito y condicional que les hizo la Casa Blanca para que se pudiera concretar el anuncio: que el presidente Javier Milei se comprometa a ordenar la situación del oficialismo en el plano legislativo.
“Nos pidieron una sola cosa, que retomemos el control político del Congreso. Esto se traduce en que consigamos los números para tener mayorías en ambas cámaras, o lo que se pueda acercar a eso”, afirmó a este medio una fuente inobjetable. Esa misma persona no negó que la administración norteamericana no tenga intereses relativos a las tierras raras y otros asuntos vinculados a la presencia de China en el país, pero afirman que ese fue el único pedido explícito de toda la negociación.
En la cúpula del Gobierno se habla de conseguir una suerte de pacto de gobernabilidad, el cual, para ellos, deberá materializarse más temprano que tarde. “Si fuera por mí, arranco las convocatorias mañana, pero estamos en medio de la campaña y a medida que se acerquen las elecciones van a perder incentivos para colaborar. La idea es ser más enfáticos en esta cuestión después de las elecciones. Es lo que tenemos que hacer”, explicaba una alta fuente palaciega.
Las negociaciones fuertes entre ambas administraciones comenzaron a materializarse el último domingo por la noche. Estados Unidos le pidió a la Casa Rosada que les brindaran un estado de situación sobre cómo puede quedar la composición del Congreso, tanto en el escenario optimista como pesimista. En cuestión de horas, los mileistas les devolvieron el diagnóstico. En rigor, los asesores de Trump quieren asegurarse de que el apoyo que brindarán no será en vano: y es que vieron que el oficialismo estará forzado a negociar con amplios sectores políticos a partir del próximo recambio legislativo.
Para atraer inversiones, Milei quiere impulsar parte de sus reformas de segunda generación, entre las que se encuentran la laboral y la tributaria. Para ello precisan la mayoría de ambas cámaras del Congreso. En amplios sectores políticos consideran que debe haber cambios en esas áreas, pero esto no exime a la cuestión de que la negociación para aprobarlas serán ríspidas.
Por asuntos coyunturales, el oficialismo se ve en una encerrona al momento de querer acercarse a gobernadores o legisladores nacionales. Algunos de ellos compiten con La Libertad Avanza en sus respectivos distritos. Hay quienes han mantenido un diálogo respetuoso con los libertarios, pero otros a los que la Casa Rosada terminó por alejar por promesas incumplidas o por el armado electoral que se realizó a nivel provincial.
En el entorno de Milei piensan que la gobernabilidad que ellos precisan puede asegurarse principalmente por un acuerdo político con gobernadores. Contabilizan al menos a doce de ellos con los que tienen intereses comunes y con los que pueden dialogar para tratar asuntos clave en el Congreso. Aunque creen que es importante tener diálogo con el partido nacional del PRO, no los consideran igual de determinantes que los jefes provinciales.
¿Esto puede traer un correlato en promesas de cargos en la futura composición del Gabinete después de diciembre? Hay diferentes posturas sobre este asunto. Por un lado, una persona de altísima ascendencia sobre la figura de Milei opina que darles varias Secretarías o Subsecretarías no incidirá demasiado en la ecuación. “Si yo no quiero hacer obras públicas, no va a cambiar nada que se la dé a un gobernador”, opina. En cambio, marca que la reconstrucción de la confianza con estos mandatarios debe hacerse en base a un mayor diálogo y la reconstrucción de la credibilidad de la palabra del oficialismo.
En otros despachos relativizan este alcance: “Si fuera así, sería lo mismo o no poner a un funcionario porque la decisión viene de arriba. Poner a algunas personas en ciertos ravioles puede ser una buena demostración inicial”.
De todas maneras, estos asuntos no serán definidos en el cortísimo plazo. Es que el Poder Ejecutivo tiene como un dilema mayor: cómo ordenar el sistema de toma de decisiones políticas al interior del Gobierno. El diálogo con gobernadores, con legisladores y grupos de distintas raigambres lo están realizando diferentes sectores del Gobierno al mismo tiempo. Dependiendo el caso pueden estar conversando el asesor presidencial, Santiago Caputo; el jefe de Gabinete, Guillermo Francos; el ministro del Interior, Lisandro Catalán; el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem; entre otros. Estos no coinciden ni tienen la misma visión en todas las circunstancias.
Aunque no fue un pedido explícito de la Casa Blanca, está la expectativa (incluso entre los propios) de que Javier Milei pueda sincerar cómo puede funcionar este esquema ante los desafíos que se le presenta a su administración a partir de octubre. “El gesto económico es clave, pero tiene que acompañar la política”, coinciden.