Círculo rojo: derivaciones del caso ANDIS y el detrás de escena de las negociaciones en áreas sensibles del poder

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Miguel Angel Calvete (@miguelcalveteok)

A diferencia de Diego Spagnuolo, un habitué, Miguel Ángel Calvete apenas pisó una sola vez la Casa Rosada durante la gestión libertaria. Fue el 16 de enero de este año, una visita al despacho de Eduardo Serenellini -por entonces secretario de Prensa de la Presidencia- en su rol de presidente del Instituto de Estudio de Consumo Masivo (INDECOM), un cargo que utilizó en estos últimos tiempos como pantalla para protagonizar, de manera subterránea, una trama delictiva desenmascarada por la Justicia federal en torno a la causa ANDIS por la que se canalizaron en poco más de un año más de $30.000 millones en contratos de medicamentos. La auditoría interna que se llevó a cabo puertas adentro en el ámbito del Ministerio de Salud arribó a conclusiones igual o más escandalosas que las de la Justicia.

Junto a Pablo Atchabahian -preso en Mendoza-, un eslabón clave en el negocio de los laboratorios, las droguerías y el Estado, que se perfeccionó durante la administración de Cambiemos, Calvete sirvió a los jefes de la Superintendencia de Servicios de Salud y se transformó en un personaje central detrás en la investigación del fiscal Franco Picardi y el juez Sebastián Casanello que desmenuzaron una serie de adjudicatarios y proveedores alrededor de la Agencia de Discapacidad que desarrollaron un sistema ilícito de recaudación en el que sorprendió la participación de MED Latinoamérica S.R.L., la filial regional de MED-EL, una empresa fundada en Austria a fines de los ‘70, reconocida internacionalmente por su tecnología, que opera en más de 130 países a través de subsidiarias y distribuidoras oficiales. “Acá rompieron el mercado”, aseguraron fuentes del sector. En los intercambios de WhatsApp detectados por la Justicia entre Calvete y el propietario local, debaten cómo “sacar entre 1.600 y 1.700 palos”.

El expediente ANDIS revolucionó al sector, también al Gobierno, que en un primer momento, cuando estalló el escándalo, amenazó con desatar un vendaval de derivaciones en el entorno de Javier Milei, en particular en torno a la familia Menem. “Conocido el escándalo, Javier se encargó de proteger a su hermana”, explicaron fuentes oficiales. Desde ese momento, la secretaria General no paró de acumular poder, cuando se pensaba que, por el contrario, ella debía empezar a ceder posiciones. El contundente triunfo electoral de octubre colaboró para esa protección, en desmedro del sector contrario, referenciado en Santiago Caputo, que cuenta con un puñado de colaboradores y amigos, además del ministro Mario Lugones, fuertemente vinculados con el rubro de la salud. Trascendió, por ejemplo, que en plena etapa de instrucción del caso del fentanilo adulterado, que se cobró decenas de vidas -más de 170-, fue un colaborador del consultor el que ofició de nexo con el juez de la causa, Ernesto Kreplak.

El caso ANDIS, o Spagnuolo, obligó además a tomar mayores recaudos a otras administraciones. Es el caso de la ciudad de Buenos Aires, cuyo ministro de Salud, Fernán Quirós, es considerado un duro a la hora de negociar. La capital ya resolvió dos licitaciones este año del sector, está en proceso la de insumos hospitalarios y resta la de los medicamentos de alto costo. En este proceso mostró un creciente interés en los últimos años la familia Kovalivker, cuyo principal lobista, Jonathan, desarrolló excelentes vínculos con la cúpula macrista. Aún así, siempre fue resistido por las autoridades, una variable más a considerar en la fría relación entre Mauricio y Jorge Macri, que se mantiene inalterable, principalmente por desacuerdos políticos.

Existe, además, en la órbita de la ciudad de Buenos Aires otro expediente que es seguido con especial atención por parte del círculo rojo, por las obras de remodelación del histórico estadio Luna Park, que quedaron a cargo de DF Entertainment en sociedad con Live Nation. La semana pasada, el constitucionalista Andrés Gil Domínguez presentó un amparo y una medida cautelar en el fuero contencioso y administrativo local para frenar los trabajos por la presunta inconstitucionalidad de una resolución de la administración porteña que amplió la capacidad del estadio. Fuentes al tanto de los secretos detrás de esas obras dan cuenta de que, en las negociaciones de estos meses, se habrían incluido otros proyectos en la Costanera. Para conformar a todos los oferentes.

¡Justicia! ¡Justicia! Conformar a todos los sectores se convirtió, en estos tiempos, en una tarea titánica para el sistema. No solo por las negociaciones, en su mayoría truncas, entre oficialismo y oposición -no solo a nivel nacional, también en territorio bonaerense y, en mucha menor medida, en la capital, como caja de resonancia del sistema político-, si no también por la disputa interna en el seno de La Libertad Avanza, en el que ahora se libró una puja sórdida por el control y la relación con el Poder Judicial, un rubro en el que Mauricio Macri intentó inmiscuirse, sin éxito, en los albores de la gestión actual, y que quedó entonces a cargo de Santiago Caputo y sus colaboradores.

El ministro Mariano Cúneo Libarona (Gustavo Gavotti)

Consumada la victoria de octubre, la hermana del presidente y los Menem, Martín y Eduardo, “Lule”, procuraron avanzar sobre esa área. Esa decisión motivó que la propia Karina Milei, y su hermano, le pidieran a Mariano Cúneo Libarona que se quedara en el cargo, para obturar un posible ascenso de Sebastián Amerio o la promoción de un dirigente vinculado con Caputo. Por ejemplo, el intendente Guillermo Montenegro, que ya se mentalizó que deberá asumir en el Senado bonaerense a partir de diciembre. “Nunca hubo ni siquiera un tanteo”, deslizaron cerca del intendente. Y completaron: “No lo veo a Santiago con el poder de mover fichas como antes de la elección”. La permanencia de Cúneo Libarona llamó la atención incluso puertas adentro porque el ministro ya se tomó una licencia y planea tomarse otra, algo extensa, durante el verano, por un viaje programado a Europa.

Una situación similar se registró en las últimas semanas en la SIDE, en particular por versiones muy insistentes sobre su titular, Sergio Neiffert, y una vinculación pendular entre Karina Milei y Caputo, que lo propuso entonces para ese lugar a pesar de su escasa pericia. Neiffert nunca le tomó el pulso a la gestión, plagada de funcionarios que llegaron a esa secretaria empujados por el consultor. En las últimas semanas, la agencia acumuló escenas tragicómicas. ¿“El Jefe” le pidió, como a Cúneo Libarona, que resista al frente de la secretaría? Es una pregunta que circula con fuerza en el edificio de la calle 25 de mayo.

Lo cierto es que los desacuerdos en esas dos oficinas, Justicia y la ex AFI, son un botón de muestra de la disputa no saldada entre los dos polos de poder del Gobierno, que se agravó tras las elecciones. Desde ese momento, Caputo se preservó, para resguardar su cuota de poder interna -y externa-, que lo mantiene, por su magnitud, bien vigente. También sus principales asesores, que se refugiaron en un premeditado silencio y bajaron ostensiblemente el perfil. En medio de ese hermetismo, circuló la versión de que desde el Gobierno se había puesto sobre la mesa de negociaciones con el kirchnerismo la posibilidad de acordar al camarista Mariano Llorens y a la senadora Anabel Fernández Sagasti para integrar la Corte Suprema. El Presidente mandó a desmentir esas eventuales tratativas. En la Cámara alta, Bullrich les dijo a algunos senadores que no estaba al tanto. Trascendió, además, que había otro camarista de los tribunales federales de Comodoro Py interesado en llegar a la Corte.

Según fuentes de gobierno, existiría, en principio, una definición interna en torno a esas probables negociaciones: desactivar cualquier tipo de acuerdo mientras se debata en el Congreso el Presupuesto 2026 y las reformas de segunda generación propiciadas por la Casa Rosada. “A lo sumo se puede allanar el camino para completar algunas de las decenas de vacantes judiciales que quedaron pendientes en estos casi dos años”, sugirieron desde el Ejecutivo.

Patricia Bullrich y Alejandra Monteoliva

Estrategias. En ese contexto, LLA en su versión parlamentaria está orientada en engrosar su bloque -el diputado del PRO Alejandro Bongiovanni, de la fundación Libertad, medita sus próximos pasos, mientras Silvia Lospennato resiste las presiones de Macri, que la quiere en el Congreso hasta el 2027-, para convertirse, de ser posible, en la primera minoría y pelear la conducción de la mayor cantidad posible de comisiones. Se trata de una sangría que preocupa no solo al jefe del PRO, sino también a Cristina Kirchner, consciente de existe un grupo de legisladores, que no necesariamente responden a gobernadores del peronismo, que meditan la posibilidad de abandonar la bancada mayoritaria.

En el caso de los gobernadores, deseosos por ser aliados permanentes del oficialismo, empieza a brotar cierta impaciencia por falta de respuestas concretas. Las famosas efectividades conducentes. Hasta ahora, Diego Santilli hizo malabares en su raid de reuniones. Algunos gestos concretos, unilaterales, obtenidos por Rogelio Frigerio, Raúl Jalil, Ignacio Torres o Alfredo Cornejo, mientras el ministro terminar de diagramar su estructura administrativa, mucho más magra que la heredada. “A Diego lo hicieron ministro, no le dieron un ministerio”, lo graficó esta semana un dirigente amigo de “El Colorado”. El empoderamiento de Manuel Adorni -los ojos de Karina Milei en el Gabinete, su comisario político en los encuentros de Santilli con los jefes provinciales- y los idas y vueltas en el organigrama evidenciaron el encierro de los hermanos Milei en ellos mismos tras el resultado electoral.

Diego Santilli, Manuel Adorni y Gustavo Sáenz

Resta, en ese sentido, conocer cómo se terminará de completar el resto del gabinete, cuando se complete el recambio legislativo y deban llenarse varios casilleros. Puede haber movimientos próximamente, antes del viaje que tiene previsto el Presidente a Estados Unidos, para volver a encontrarse con Donald Trump. Por eso el gobierno apuró ayer los reemplazos de Patricia Bullrich y de Luis Petri, que le dejará Defensa por primera vez a un militar desde el regreso de la democracia. Milei prevé, además, viajar otra vez a Manhattan, para participar de la “Argentina Week”, un evento empresario que anunció el embajador Alec Oxenford para la segunda semana de marzo del año próximo.

Pero hay, en preparación, otra gira del establishment norteamericano que podría aterrizar en nuestro país después de ese evento, en abril, y que estaría integrada por unos cien empresarios estadounidenses y el gobernador de La Florida. Una visita de tres o cuatro días que está bajo preparación del lobista Carlos Trujillo, ex embajador ante la OEA y muy cercano a Trump. Trujillo tiene su agencia en Washington y hace algunos días sentó en el Salón Oval, frente al presidente republicano, al socio de José Luis Manzano del fondo suizo Mercuria Energy, en la petrolera Phoenix Global Resources (PGR).

Axel Kicillof

En el organigrama oficial hay lugares sensibles aún pendientes de resolución como Migraciones, que quedó bajo la órbita de Seguridad, oficialmente en manos de Alejandra Monteoliva: a Bullrich, el jefe de Estado le cumplió la promesa. También resta saber, por ejemplo, quién estará por debajo de la nueva ministra. Había, en las últimas semanas, varios postulados.

La ministra quiere un perfil vinculado con la seguridad al frente de Migraciones. Mala noticia para Daniel Seoane, su actual director nacional, con ganas de permanecer en el cargo. Hasta le preguntó a Sergio Massa por su futuro. Mala noticia también para Diego Valenzuela, que espera por alguna señal para tratar de entrar al gabinete.

Santilli no levantó demasiado la voz: el ministro está compenetrado en sacar el Presupuesto, colgarse esa medalla y avanzar en su proyecto bonaerense 2027, para el que ya empezaron a reunirse algunos colaboradores que trabajan desde hace tiempo detrás de ese objetivo. En sintonía, ahora, con Cristian Ritondo, con el que volvió a trabajar como una sociedad política, como en los viejos tiempos. Un tándem revitalizado.

La provincia de Buenos Aires se encamina a una semana decisiva: Axel Kicillof sabrá, entre el martes y el miércoles, si podrá tener su propio Presupuesto, la ley fiscal impositiva y, en particular, el endeudamiento, que necesita de dos tercios y con los que, hasta este fin de semana, no contaba. El martes habrá una nueva reunión a las 19. A la mesa de negociaciones se sientan Carlos Bianco, “Carli”, y Mariano Cascallares, por parte de Kicillof; Alexis Guerrera, que representa a Massa; Facundo Tignanelli, de La Cámpora, y Juan Pablo de Jesús, el delegado de Martín Insaurralde, que desapareció públicamente tras pasearse en yate por la costa del sol española pero que mantiene plena vigencia en el sistema político bonaerense.

Javier Milei junto a su hermana Karina, Bullrich y Santilli

Por fuera de la guerra interna en el PJ, la oposición espera con un dictamen entre manos como prenda de negociación con el gobierno provincial. El PRO, la UCR y la CC están dispuestos a concederle a Kicillof un “rollover” de la deuda en torno a los USD1.900 millones. El gobernador pretende unos USD1.500 más de nueva deuda. La oposición quiere, en paralelo, un fondo de $600.000 millones para los intendentes.

En el medio se coló, en tanto, otra negociación por las cuatro vacantes en la Corte Suprema provincial, que cuenta, como en el tribunal nacional, con solo tres miembros: Hilda Kogan, Daniel Soria y Sergio Torres, con muy buenos vínculos con el PRO. Después de las elecciones estaba previsto que volvieran a conversar sobre el tema Kicillof y su ministro Juan Martín Mena, uno de los principales consejeros legales de Cristina Kirchner, pero el resultado de octubre alteró la hoja de ruta. Nadie tiene esperanzas de poder avanzar en lo que resta del año. Tampoco durante el verano.

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