El PJ ya piensa en un bloque anti-Milei para 2027: las hipótesis sobre una alianza con sectores opositores

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El peronismo bonaerense está encerrado en un laverinto por la falta de conducción política y la postergación de una renovación

Mientras se acomoda para afrontar las elecciones de medio término y sanar las heridas del cierre de listas, la dirigencia peronista comenzó a trazar hipótesis en público sobre el camino al 2027. Porque ya saben que, ganen o pierdan el 26 de octubre de este año, en los próximos comicios ejecutivos se discutirá la continuidad del modelo que encarna Javier Milei. Anticipan la continuidad de la polarización.

El primero en hacer visible un pensamiento que atraviesa a gran parte del peronismo y a los espacios políticos que transitan el centro del mapa, fue Juan Manuel Urtubey, que volvió a acercarse al kirchnerismo después de una década de distanciamiento y se convirtió en el primer candidato a senador nacional por la provincia de Salta.

“En el 2027 tenemos que ir en un frente en el que estén desde Cristina hasta Carrió”, precisó el ex gobernador salteño durante una entrevista con radio Rivadavia. En ese sentido, agregó: “Fuerza Patria es el primer paso para la construcción de un gran frente social en 2027, que plantee una salida superadora a lo que hoy está en la Argentina”.

La idea que expuso Urtubey no es nueva. Hace tiempo da vueltas por las oficinas de los principales dirigentes del peronismo y de aquellos que forman parte de la vía del medio, y en los últimos años se inclinaron por participar de alternativas que intenten romper la polarización. Hay particularidades, como la de algunos dirigentes que ven en el kirchnerismo un límite imposible de traspasar para armar una alternativa electoral. Pero en la política todo es lo suficientemente flexible como para que cambie en el transcurso del tiempo.

Juan Manuel Urtubey precisó que Fuerza Patria debe ser el inicio de la construcción de una coalición que aglutiene a los sectores opositores por fuera del peronismo (Maximiliano Luna)

La muestra más cabal de eso en el último tiempo es la explosión de Juntos por el Cambio. En esa estructura convivían el PRO, la UCR, el peronismo disidente y la Coalición Cívica (CC). Hoy todos esos sectores están desperdigados. Algunos son parte del oficialismo, otros de la oposición. Algunos se convirtieron en libertarios, otros están predispuestos a negociar con el kirchnerismo. Ya no son tan rígidos como antes.

Durante el 2024, cuando el peronismo había perdido la brújula y estaba sumergido en el comienzo de una crisis interna, Cristina Kirchner bajó línea en su campamento. Le pidió a los diputados estrechar relaciones con el radicalismo, el peronismo cordobés, el peronismo disidente, la izquierda y los partidos pequeños para poder construir una mayoría en la Cámara alta y enfrentar la avanzada libertaria, a fuerza de votos, presiones, insultos y encuestas positivas sobre la imagen de gestión del Gobierno.

El peronismo se unió a esos sectores para votar el aumento de las jubilaciones que, finalmente, Javier Milei vetó el año pasado. Veto que pudo sostener con los célebres “87 héroes”, como llamó el Presidente a los diputados que lo ayudaron a sostener su decisión. Poco después hubo “85 héroes” que bloquearon, a través del respaldo al veto, el aumento del presupuesto universitario.

“La convergencia de distintos sectores es el camino a seguir. Va a tener que ver con la capacidad de parte de la oposición para hacer acuerdos con el peronismo y para construir una propuesta electoral. A veces no se animan porque tienen miedo que les digan kukas”, indicó una voz importante de La Cámpora. CFK quiere un esquema amplio para el 2027. La gran incógnita es qué sectores están dispuestos a aceptar su figura dentro de un nuevo frente anti Milei.

Axel Kicillof mantiene una interna con La Cámpora que ha debilitado y agrietado a todo el peronismo bonaerense

En la vía del medio, hoy identificada en las expresiones “Provincias Unidas”, a nivel nacional, y “Somos Buenos Aires”, en el territorio bonaerense, sumado a algunos espacios más pequeños, hay quienes creen que para formar un esquema competitivo para dentro de dos años hay que negociar con el PJ de la provincia más poblada del país. Pero hay algunos que presentan un matiz clave, que tiene que ver con la posibilidad de una separación definitiva de Axel Kicillof y Cristina Kirchner.

“Hay que esperar para saber en qué termina la interna del kirchnerismo. No es lo mismo cerrar con Kicillof y los intendentes, que con CFK y La Cámpora”, analizó un legislador con larga trayectoria. En algunos sectores de la vía del medio entienden que es posible un acuerdo con Kicillof, pero no con la ex presidenta, a la que dejan anclada en el pasado y la colocan como la jefa política de una agrupación con la que ven imposible llegar a un acuerdo: La Cámpora.

Otros creen que ese camino es imposible de llevar adelante porque “Axel es Cristina” y porque “no hay forma de separar sus ideas”. Solo se trata, entienden, de una diferencia etaria y de un menor desgaste político impregnado en la figura del Gobernador. Lo cierto es que con una parte del kirchnerismo o todo el espacio, las especulaciones sobre posibles acuerdos dan vuelta por algunas terminales políticas que hoy están presas de la polarización extrema.

“El kirchnerismo puede estar adentro pero no conduciendo. Esa es la clave. Hay que llegar al final del 2027 con la mayor parte de la oposición unida para poder ganar un eventual balotaje. Cada uno tiene que construir por su lado y después se verá como puede se puede lograr una convergencia Y, llegado el caso, competir internamente. Una gran PASO”, se sinceró un diputado nacional que forma parte del bloque Encuentro Federal, que conduce Miguel Pichetto. Sus proyecciones están presentes en las hipótesis de varios dirigentes que no están ni con los libertarios ni en Fuerza Patria.

Cristina Kirchner cree que hay que ampliar la coalición peronista para poder formar un bloque anti Milei en el 2027 (REUTERS/Matias Baglietto
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En paralelo, en el Movimiento Derecho al Futuro (MDF), que lidera Axel Kicillof, hay dirigentes que creen que, una vez pasada las elecciones, el mandatario bonaerense debe empezar un proceso de alejamiento del cristinismo y el camporismo. Sobre todo si quiere mantener viva su idea de ser candidato a presidente. Con ellos, aseguran, será un proyecto imposible de llevar a cabo.

“Está todo roto. Lo odian a Axel y le ponen trabas en la gestión. Es imposible pensar en un armado político y en la construcción de un proyecto de gobierno con La Cámpora”, sostuvo una voz importante de un municipio de la tercera sección electoral. Sus palabras bien podrían describir el pensamiento de varios dirigentes del kicillofismo. El Gobernador maneja cada paso que da con absoluta cautela, pero ya ha dado muestras de que quiere tejer lazos con dirigentes por fuera del peronismo.

La discusión sobre el día después de mañana empezó ver la luz. Es probable que, lentamente, se disperse por todo el país. Que comience a darse en ambientes más chicos y en reuniones que no trasciendan a lo público. El peronismo ya hace tiempo que empezó a preguntarse cómo hacer para volver a convertirse en un partido de poder, cómo hacer para volver a tener la llave de la Casa Rosada.

Los gobernadores que integran provincias unidas y quieren construir un proyecto nacional de cara al 2027

En la vía del medio, donde hay tres hipotéticos presidenciables como los gobernadores Ignacio Torres (Chubut), Martín Llaryora (Córdoba) y Maximiliano Pullaro (Santa Fe), saben que el gran problema de un proyecto nacional que ellos lleven adelante es la falta de una base sólida en la provincia de Buenos Aires. Es la limitación que han tenido todos los últimos intentos que caminaron por el centro del mapa electoral. Y el escenario que se genere en el 2027, según el estado actual del arco político, no parece ser la excepción.

Tal vez por eso, por lo bajo, ya nadie sea tan contundente y descarte por completo la posibilidad de una alianza con el PJ Bonaerense. Los más arriesgados sacan una cuenta posible para prescindir del peronismo. Creen que deben construir un bloque de gobernadores, con una base aceptable en Buenos Aires, que les alcance para achicar la expresión K en la escala nacional y forzar un balotaje con Milei. De esa forma, piensan, el votante peronista no tendrá dudas sobre a dónde poner su voto.

Cuentas, proyecciones, necesidades e intereses que se cruzan casi todo el tiempo. En las jugadas del 2025 se está pensando en el 2027. Es la lógica de la política, le guste a quien le gusta, le pese a quien le pese.

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