En medio de su interna, la CGT debatirá si acepta sumarse al Consejo de Mayo para consensuar la modernización laboral

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Guillermo Francos, Gerardo Martínez, Martín Rappallini, Héctor Daer y Federico Sturzenegger

El Gobierno incluyó a Gerardo Martínez (UOCRA) entre los integrantes del Consejo de Mayo, instancia de negociación multisectorial anunciada hace un año por Javier Milei, que deliberará por primera vez el martes próximo en la Casa Rosada, pero en la CGT aseguraron que, pese a que no hubo una invitación formal, este lunes debatirá si aceptaría o no sentarse con funcionarios, gobernadores y legisladores para consensuar una “modernización laboral” que luego trataría el Congreso.

Martínez, secretario de Relaciones Internacionales de la CGT, que regresará esta noche a la Argentina luego de su participación en la conferencia de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), aseguró a Infobae: “Nadie del Gobierno habló conmigo. En su momento nos dijeron que el Poder Ejecutivo iba a decidir quiénes iban a representar tanto al sector empresarial como al sindical, pero ahora indudablemente me veo en la obligación de una consulta. No voy a decidir por mi cuenta algo así y se necesita el aval de una parte importante de la CGT».

El Consejo de Mayo ya está citado para el martes, a las 9.30, en la Casa Rosada, y será presidido por el jefe de Gabinete, Guillermo Francos. Todo indica que este lunes la dirigencia cegetista deberá reunirse para analizar qué hará. Uno de sus líderes anticipó a este medio que será “difícil” que se apruebe un aval a sentarse con el Gobierno mientras sigan “el ajuste, el cepo a las paritarias y la reglamentación del derecho de huelga”.

Gerardo Martínez y Guillermo Francos (Foto de Franco Fafasuli)

Martínez es el máximo exponente del sindicalismo dialoguista, o quizás el único de relevancia en la CGT luego de que Héctor Daer (Sanidad), uno de sus cotitulares, pasó a una postura opositora cuando promovió el último paro general, y Armando Cavalieri (Comercio) se convirtió en combativo desde que el Gobierno rechazó la homologación de su paritaria.

Por eso, a priori, parecen predominar los dirigentes que mantienen una postura dura contra la administración de Javier Milei, aunque será clave que se decida primero dónde se discutirá el tema: en la mesa chica de la CGT (no más de 10 dirigentes) hay mayoría de moderados, mientras que en el Consejo Directivo figura una decena de sindicalistas K o ultraopositores que rechazarán de plano todo intento de conversación con el Gobierno.

Fortalecido luego de su papel activo en la OIT, y a poco de haber recibido en Madrid un premio de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), el líder de la UOCRA admitió que la eventual participación de la CGT en el Consejo de Mayo sería “un desafío para poder llegar a lo que pretendemos, que es la trilogía desarrollo, producción y trabajo, un capítulo aún desconocido por este gobierno”.

La mesa chica de la CGT podría reunirse este lunes por el Consejo de Mayo

“Necesitamos un acople entre el sector productivo y el trabajo dentro de un diálogo sustentable y no discrecional”, agregó, tras lo cual insistió: “Yo no pedí ni busco estar ahí (en el Consejo de Mayo), pero si se aprueba será una oportunidad para ser la voz de la CGT y que todas las propuestas salgan por consenso”.

Para Martínez, y es la expectativa incluso de algunos dirigentes que en público se muestran reacios al diálogo, incorporarse al Consejo de Mayo abre la posibilidad de debatir cualquier nuevo cambio en la legislación laboral sin que los libertarios impongan su posición sobre el tema, como sucedió hasta ahora.

El gran miedo de los dirigentes es que, sin su participación en esa instancia de diálogo, haya luz verde desde la Casa Rosada para el proyecto de Democracia Sindical, propuesto por la UCR el PRO, que se analiza en Diputados y que deroga la reelección perpetua, prohíbe las cuotas solidarias y les impone fuertes controles y límites al gremialismo, incluso en las obras sociales.

Luis Caputo y Martín Rappallini, nuevo titular de la UIA

Participar del Consejo de Mayo mientras el cepo salarial limita las paritarias, por ejemplo, es un riesgo para la CGT ante su propia dirigencia y sus bases, sobre todo en medio de una interna sindical que hoy extrema la pelea entre los no kirchneristas y los kirchneristas. Y que adquiere más relevancia porque lo que se acuerde o no en el Consejo de Mayo, con la posible imagen de tolerancia ante el Gobierno, repercutirá en las negociaciones para elegir las nuevas autoridades de la CGT en octubre.

El dilema es mayúsculo para esta CGT. Si no va al Consejo de Mayo, el Gobierno avanzará sin freno hacia otra reforma laboral y no podrá siquiera opinar a tiempo sobre su contenido. Si participa, tampoco habrá garantías de evitarlo, pero siempre tendrá la oportunidad de sacar rédito político de un portazo si la Casa Rosada busca una reforma imposible de aceptar para el sindicalismo.

Hay un componente que puede influir en la decisión de la CGT: como anticipó Infobae, Martínez mantiene desde hace largas semanas charlas reservadas con el nuevo titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), Martín Rappallini, para acordar una agenda de temas comunes en la que figura justamente la modernización laboral, con la idea de que cualquier cambio “no perjudique los derechos adquiridos de los trabajadores”.

Gerardo Martínez, de la UOCRA, recibe el premio de la OEI en España

No fue casual que tanto Martínez como Rappallini hablaron ante la conferencia OIT y coincidieron en defender enfáticamente el diálogo tripartito. Incluso estaba prevista una foto de ambos con el secretario de Trabajo, Julio Cordero, para dar una señal en ese sentido, aunque el funcionario finalmente no viajó a Ginebra.

Esa postura compartida de la UIA y la CGT podría evitar, por ejemplo, que el Gobierno logre imponer objetivos como descentralizar la negociación colectiva para alentar convenios por empresa o eliminar la ultraactividad de los convenios colectivos, dos obsesiones de los ministros Luis Caputo y Federico Sturzenegger (quien estará en el Consejo de Mayo).

No es menor el dato que la CGT tenga que decidir qué hacer ante el Consejo de Mayo cuando el flamante Frente de Lucha por la Soberanía, el Trabajo Digno y los Salarios Justos, integrado por sindicatos y organizaciones sociales, debutará el miércoles próximo con una marcha hasta el ministerio que encabeza Sturzenegger, en avenida Roque Sáenz Peña 788, para reclamar contra la desregulación del transporte y otras áreas. Algunos de los dirigentes que protestarán allí, como Juan Carlos Schmid, titular de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), son los mismos que deberán definir si la CGT acepta la invitación a consensuar otra reforma laboral.

Federico Sturzenegger y Julio Cordero

De todas formas, si la CGT ocupa su lugar en el Consejo de Mayo deberá hacer concesiones, como corresponde a cualquier negociación. ¿Podrán pasar el fino tamiz de un sindicalismo más preocupado por las formas que por los contenidos, es decir, por mostrarse opositora al Gobierno que pragmática para incidir en las futuras reformas?

Otro factor que interfiere es el político-electoral. La mayoría de los líderes cegetistas apoya a Axel Kicillof. ¿Pueden sentarse con el Gobierno y, a la vez, hacer campaña para que el Gobierno pierda las elecciones? Es una de las tantas preguntas que quedan sin respuesta, pero que enfrentarán a la CGT a la disyuntiva de siempre: sentarse a negociar o atrincherarse para pelear.

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