Aparte de su reconocida trayectoria literaria, admirada por lectores de distintos rincones del mundo, Mario Vargas Llosa también incursionó en la vida política en un periodo marcado por el avance del terrorismo, con acciones violentas perpetradas por grupos como Sendero Luminoso y el MRTA. A este escenario se sumaba una profunda crisis económica: entre 1987 y 1990, el Perú atravesó una hiperinflación devastadora, uno de los principales desafíos que debían afrontar los aspirantes a la presidencia en las elecciones de 1990.
En junio de 1989, Vargas Llosa dejó en pausa, parcialmente, su labor literaria para involucrarse de lleno en la política, un ámbito cargado de desafíos debido a la profunda crisis social y económica que atravesaba el Perú. En las elecciones generales de 1990, se postuló a la presidencia como representante del Frente Democrático (Fredemo), una coalición integrada por el Movimiento Libertad, el Partido Popular Cristiano y Acción Popular.
Entre sus principales contendientes se encontraban Alberto Fujimori, del movimiento Cambio 90, y Luis Alva Castro, del Partido Aprista Peruano, entre otros postulantes. Como era de esperarse, en los primeros meses de 1990, la campaña electoral tomó impulso. Las principales calles y avenidas de los distritos de Lima se llenaron de carteles donde se mostraban los rostros de los aspirantes junto a los símbolos de sus agrupaciones políticas.
Al comparar los paneles publicitarios de la campaña de 1990 con los diseñados en el nuevo milenio, salta a la vista una diferencia notable en el uso del color, la tipografía y las imágenes. En cuanto a los videos, también existen contrastes, aunque en aquel entonces muchos estaban bien producidos y lograban conectar emocionalmente con el público, generando identificación y empatía.
Las propagandas electorales difundidas por señal abierta repetían un patrón común en campañas anteriores: mostraban paisajes del Perú, ciudadanos trabajando y grupos reunidos en actos similares a mítines políticos. Sin embargo, una propuesta logró desmarcarse de esa fórmula tradicional y marcó un giro en la forma de hacer propaganda. Se trata de la campaña del Fredemo.
La audaz propaganda electoral de Mario Vargas Llosa
Mario Vargas Llosa, un hombre que había pasado buena parte de su vida en Europa, regresó al Perú con convicciones liberales y la firme intención de ponerle fin a una crisis económica que ya comenzaba a agudizarse. Aunque su presencia respondía a motivaciones políticas, la literatura seguía formando parte esencial de su cotidianidad. No se sumergía en extensas novelas, pero reservaba unos minutos al día para leer poesía, un hábito que lo conectaba con su esencia creativa.
La literatura se hizo presente incluso en plena campaña política de 1990, y habría influido en el proceso creativo de una de sus piezas propagandísticas.
Como es sabido, el autor de La ciudad y los perros incorporó recursos del vanguardismo en sus novelas: rompió con la estructura lineal, introdujo vasos comunicantes y empleó múltiples perspectivas narrativas. Estos rasgos propios de dicha corriente literaria habrían estado presentes en una de sus propagandas electorales.
En el video aparece un mono vestido con camisa, corbata y pantalón, interpretando a un hombre de “moral incorruptible”, según lo describe el locutor. En una escena, el mono reacciona de manera particular cuando un sujeto, también vestido con terno, intenta ofrecerle algunos billetes como ‘coima’.
En otro momento del material audiovisual, el mono aparece de espaldas, mientras el locutor afirma: “Ante los problemas, ellos saben dar la cara”. Segundos después, se le ve colgado del techo, y un líquido blanco comienza a filtrarse por su pantalón. Mientras esto sucede, el locutor continúa: “Siempre se preocupan por los de abajo. Es hora de un gran cambio”.
El video culmina con la imagen de Mario Vargas Llosa, seguida del logo y el nombre del partido. De fondo, se escucha el característico sonido del partido. Esta propaganda se considera audaz y disruptiva, ya que nunca antes se había producido un video con tales características.
Es importante destacar que la propaganda electoral disruptiva quiebra los formatos convencionales para captar la atención del electorado de manera sorpresiva. Utiliza recursos innovadores, como la ironía, el doble sentido o imágenes visuales impactantes, y se aleja del discurso solemne o predecible.
Lo que se hizo al grabar el video puede compararse con lo que Mario Vargas Llosa hizo al escribir novelas como La ciudad y los perros. Como es bien sabido, en la creación de este libro, rompió con los esquemas tradicionales al incorporar múltiples puntos de vista narrativos, los vasos comunicantes y, además, al desvincularse de la estructura lineal de la narración.
La propaganda electoral del Fredemo se distinguió de la de sus contrincantes, como Alberto Fujimori, quien, además de utilizar los recursos visuales empleados en las elecciones de 1985, apeló al miedo.
El video comienza con una explosión que provoca un incendio. En la siguiente escena, se muestra a una niña llorando dentro de un automóvil. Luego, un militar, armado, se encuentra a la espera cerca de una mancha de “sangre”. “Perú, levántate ahora y confía. Mi propuesta es honradez, tecnología y trabajo. Nosotros podemos vivir mejor”, se escucha decir al candidato Fujimori.
La propaganda electoral de Luis Alva Castro, candidato presidencial por el APRA, sigue un formato tradicional. En ella se muestran diversos lugares turísticos del Perú, peruanos trabajando, danzas típicas del país y, sobre todo, a Luis Alva Castro rodeado de ciudadanos. También se incluyen imágenes de un mitin del partido político. Cabe destacar que el fondo musical está acompañado por un vals peruano.
Finalmente, es relevante destacar cómo Luis Bedoya, candidato presidencial de Convergencia Democrática, una coalición política conformada por el Partido Popular Cristiano y el Movimiento de Bases Hayistas, presentó y promovió sus propuestas políticas.
En 1985, se difundió un video en los canales de señal abierta que, en comparación con los producidos en 1990, contaba con pocos recursos. En este material audiovisual, se observa a un joven con camisa blanca corriendo hacia un destino específico, mientras sostiene en sus manos la bandera de la agrupación política.
Las imágenes se alternan con tomas de diversos paisajes del Perú, así como de las multitudes que se apostaron en los bordes de una escalera por donde el joven corría, llevando la bandera hacia la cima, donde lo esperaba el candidato Luis Bedoya. A lo largo de todo el video no hay diálogos ni mensajes directos del político. Lo único audible es la música de fondo.