La negociación aún abierta con los gobernadores condiciona al Congreso: incertidumbre y juego de internas

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Diego Santilli junto a Carlos Rovira, jefe político de Misiones

Dos trazos marcan los movimientos del Gobierno para intentar asegurarse los primeros éxitos legislativos, a un mes de las elecciones: las extendidas negociaciones con gobernadores y el dilatado trámite para formalizar los textos de las “reformas estructurales”. Diego Santilli acaba de sumar otra visita a una provincia y volvió a escuchar apoyo global al Presupuesto 2026 junto al pedido de respuesta a los reclamos locales. Y este miércoles, el Consejo de Mayo cierra su ciclo con expectativa y también molestias por la falta de precisiones y de tiempo para tratar el proyecto laboral.

Lo que sucede en esos dos terrenos impacta de manera directa en el Congreso, frenado pero no precisamente en paz. La incertidumbre posterga respuestas y las internas se tensan, en algunos casos, con temas de arrastre. El último ejemplo acaba de producirse en el Senado, donde el peronismo/kirchenrismo viene amagando con retomar el proyecto que limita el uso de los DNU -a contramano de su propia historia- y acaba de sumar un fracaso que ni siquiera puede ser adjudicado al oficialismo.

El PJ/K impulsó en forma rápida, aunque no sorpresiva, la rediscusión de los nombramientos de los tres representantes del Senado en la Auditoría General de la Nación. La movida, rechazada por el oficialismo, se vio frustrada, por una pulseada repetida en la UCR y el malestar del cuarteto de legisladores peronistas que, sin romper el bloque, confronta cada vez más abiertamente con el kirchnerismo duro.

Por supuesto, tampoco el clima es de distensión en la vereda violeta. Está claro que la llegada de Patricia Bullrich al Senado representa un giro, porque ya asumió la jefatura política y dio señales de un nuevo ordenamiento doméstico, que no se agotaría en profundizar la directiva de aislamiento de Victoria Villarruel. Por lo pronto, busca avanzar más allá de la bancada, para pesar en el manejo político y administrativo de la Cámara.

Por ahora, la saliente ministro dejó en claro sus intenciones. Pero algunos de sus objetivos deberían esperar hasta febrero. Y, en alguna medida, están atados no sólo a la interna -más contenida, pero no encarrilada-, sino además al resultado de las negociaciones encaradas desde el ministerio del Interior con los gobernadores. Ella misma ya inició contactos con radicales y otros dialoguistas.

Sin embargo, cierta acidez fue expuesta en las especulaciones sobre el parate legislativo y sus alcances. Algunas versiones adjudicaban a Bullrich el freno a las jugadas motorizadas por el peronismo/K. Otros, incluso desde el lado violeta, señalaban que no fue así y que, en realidad, todo está sujeto al resultado de las tratativas de Santilli con jefes provinciales.

El Consejo de Mayo, en una de sus últimas reuniones, todavía presidido por Francos

Por lo demás, lo que empieza a discutirse es la renovación de autoridades y otras cuestiones propias de cada Cámara. Se espera que Diputados defina lo suyo a mediados de la semana que viene. Está dicho que Martín Menem mantendrá su lugar y el interrogante mayor tiene otro foco: la apuesta violeta a algún desgranamiento peronista que le permita plantarse como primera minoría. En el Senado, el capítulo inmediato es la aprobación de los pliegos de los nuevos senadores, un trámite formal que esta vez agrega el condimento de la impugnación a la rionegrina Lorena Villaverde.

Por cuestiones prácticas, todo indica que la convocatoria a extraordinarias no moverá de manera automática al Congreso. Dicho de otra forma, son diferentes los tiempos para los puntos centrales del temario del Gobierno. El Presupuesto está primero, con el objetivo de avanzar decididamente hacia fin de año, y las reformas -en especial, la laboral- podrían consumir el verano. Desde bloques de senadores dialoguistas transmiten que necesitarán tiempo para tratar el proyecto, aunque nadie hace apuestas porque se desconoce hasta adónde avanzaría el texto y, menos, la reacción sindical.

Este miércoles podría aportar novedades la cita final del Consejo de Mayo. El encuentro llega después de días de sobreactuados gestos del Gobierno para asegurar hermetismo, después de filtraciones sobre el tema. Es llamativo, y tal vez eso explique algunos malestares, porque las idas y vueltas con los trascendidos tuvieron origen en pliegues del oficialismo y no partieron únicamente de otros integrantes del organismo.

El clima de negociación lo viene generando Santilli con su cargada agenda de reuniones con jefes provinciales, además de contactos más reservados y previos. El Presupuesto ocupa el primer renglón del listado violeta, por razones prácticas y porque el resultado de las tratativas será determinante a la vez para las mencionadas reformas.

El ministro inició la semana con la visita a Misiones. Se reunió con el gobernador, Hugo Passalacqua, y con Carlos Rovira, jefe del frente político provincial que lleva más de 25 años manejando la gobernación. Resultado nada original: apoyo para coronar el Presupuesto 2026 y reclamos conocidos, algunos específicos y otros generales, como los fondos de ATN y la reactivación de la obra pública.

Pareció una síntesis de lo que viene anotando el ministro en los encuentros con gobernadores dispuestos a negociar. Le quedan por delante conversaciones con media docena de jefes de distrito, entre ellos el porteño Jorge Macri y el santafesino Maximiliano Pullaro, que mantienen reclamos por deudas millonarias del Estado nacional, uno por la poda de fondos ejecutada por el kirchnerimso y el otro por las cajas previsionales.

Santilli ya registró la misma demanda de “reciprocidad” en citas anteriores. Es significativo que incluso fueron expuestas por gobernadores de muy buen vínculo con el Gobierno nacional, como Osvaldo Jaldo y Gustavo Sánez, y aliados como Alfredo Cornejo. Toda esta negociación tiene un implícito: el acuerdo debería ser realmente sólido y cerrado en sus aspectos centrales para asegurar que lo que sea votado en Diputados salga calcado en el Senado. No es una novedad en el mundo político, pero siempre resulta un dato fuerte.

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