
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, hizo un llamado al Congreso de Guerrero para que revise la inclusión de Rubén Figueroa, presunto asesino de Lucio Cabañas, en los días cívicos del estado.
Durante la conferencia matutina del 12 de noviembre, la mandataria señaló que es fundamental honrar a los héroes y no a quienes se caracterizaron por la represión y la violencia contra el pueblo guerrerense.
Por ello, destacó la importancia de realizar una reflexión sobre cómo se construye la memoria histórica desde las instituciones, sobre todo para evitar la glorificación de personajes con un pasado violento:
“Tras indagar sobre la situación, me informaron que la conmemoración de Rubén Figueroa está incluida en los días cívicos oficiales de Guerrero. Es necesario que las autoridades del estado revisen esta decisión y ajusten sus reconocimientos para que se celebren sólo a quienes representan valores positivos y justos para la sociedad.”, comentó la presidenta.
El origen del conflicto entre Figueroa y Cabañas

Rubén Figueroa, conocido político priista y empresario transportista, fue candidato a gobernador del estado de Guerrero durante una época marcada por tensiones sociales y políticas. En ese contexto, surgió un movimiento guerrillero rural liderado por Lucio Cabañas, una figura emblemática de la resistencia campesina y popular en la región, conocido como el Partido de los Pobres.
La relación entre Figueroa y Cabañas estuvo marcada por un conflicto profundo, resultado de sus posiciones opuestas ante el gobierno y las condiciones sociales de Guerrero, según información de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
El origen del conflicto se centró en la lucha de Cabañas y su grupo, quienes se levantaron en armas como respuesta a la pobreza, la injusticia y la represión ejercidas contra las comunidades rurales. Mientras tanto, Figueroa representaba las estructuras políticas tradicionales y el poder institucional que buscaba mantener el control sobre el estado.
Durante la campaña electoral de Figueroa en 1974, este fue secuestrado por la guerrilla bajo la intención de forzar una negociación. Los insurgentes solicitaron armas, municiones, dinero y la transmisión nacional de sus mensajes revolucionarios para aceptar su liberación.
Sin embargo, este secuestro no fue solo una acción violenta, sino un acto de presión política que reflejaba el enfrentamiento entre dos visiones irreconciliables: la del Estado que buscaba gobernar bajo el sistema tradicional y la de la insurgencia que demandaba cambios radicales.
Lucio Cabañas rechazó las propuestas de ofrecer un espacio legal y dinero para que abandonara la lucha armada, ya que consideraba que las condiciones sociales no serían resueltas con concesiones superficiales. Por ello, decidió mantener retenido a Figueroa hasta que se cumpliera con las demandas del movimiento revolucionario.
Muerte de Lucio Cabañas

Después de que la guerrilla mantuviera secuestrado a Rubén Figueroa, entonces candidato a gobernador de Guerrero, durante más de tres meses, el gobierno federal lanzó una ofensiva militar para rescatarlo. Esta operación contó con el apoyo de agentes judiciales, estatales y federales, con el objetivo de debilitar al movimiento insurgente y recuperar el control en la región.
El punto más conflictivo de esta ofensiva ocurrió el 26 de noviembre de 1974, cuando el ejército detuvo a la madre, pareja e hija de Lucio Cabañas, quienes fueron trasladadas al Campo Militar Número 1 para ser torturadas e interrogadas, en un acto conocido como la Guerra Sucia.
Esta acción formaba parte de una estrategia para quebrar la resistencia del líder guerrillero y de su grupo, de acuerdo con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Lucio Cabañas Barrientos fue localizado en la madrugada del 2 de diciembre de 1974 en la selva cafetalera de El Otatal, municipio de Tecpán de Galeana, Guerrero, donde se produjo un enfrentamiento armado entre una partida de 200 soldados del Ejército Mexicano y un pequeño grupo de guerrilleros y finalmente perdió la vida.
El ataque se desencadenó tras una delación que permitió a las fuerzas militares interceptar a los guerrilleros cuando se dirigían a una reunión.
Existen varias teorías sobre la muerte de Lucio Cabañas. Algunos soldados presentes en el enfrentamiento afirman que Cabañas, herido y rodeado, se suicidó para evitar ser capturado, y que posteriormente un capitán le dio el tiro de gracia.
Sin embargo, la versión más aceptada, respaldada por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, es que todos los miembros de la guerrilla fueron perseguidos, detenidos, torturados, desaparecidos y asesinados por militares, policías secretos de la Dirección Federal de Seguridad y por los policías comandados por Arturo Acosta Chaparro durante el gobierno del presidente Luis Echeverría.
Por esta razón, algunos acusan a Rubén Figueroa como presunto asesino en el contexto de la Guerra Sucia, ya que aunque no era gobernador en el momento exacto de la muerte de Cabañas, se cree que tras su liberación impulsó una política de represión y venganza, ordenando operativos que resultaron en la eliminación sistemática de guerrilleros y simpatizantes.







