¿Unidad o listas conjuntas? La diferencia clave que condiciona la negociación en el peronismo bonaerense

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El peronismo afronta días muy difíciles para lograr un acuerdo de unidad y competir con listas únicas

“La unidad requiere, como mínimo, de disciplina partidaria. Si hay legisladores que presentan proyectos sin consultarle al Gobernador o en contra de lo que dice el Gobernador, eso no es unidad. Son cuestiones mínimas de convivencia en un sector unificado. Y cuando se defina los futuros cargos de la Legislatura, se tiene que tener en cuenta la opinión del Gobernador. Esas cositas son las que pide Axel para la unidad”.

La definición corresponde al jefe de Gabinete bonaerense, Carlos “Carli” Bianco, durante un plenario del Movimiento Derecho al Futuro (MDF) en la Santa Clara del Mar. Tal como consignó Infobae este sábado, después de un puñado de días de tregua, las tensiones volvieron a la convivencia del peronismo bonaerense.

Con sus definiciones, Bianco clarificó cómo piensan en el corazón del kicillofismo. La unidad conlleva un alineamiento a la figura del Gobernador. Una lista conjunta implica un acuerdo por conveniencia y para la competencia. El día después de la elección, la convivencia seguirá igual que hasta ahora: mal. Y una ruptura sería el último recurso. El resultado de una guerra que nunca se aplacó. Ese es un escenario que nadie descarta.

“Se están haciendo todos los esfuerzos para alcanzar un acuerdo, pero los pibes son muy difíciles”, aseguró uno de los intendentes más importantes del espacio que lidera Axel Kicillof. En el MDF le apuntan a La Cámpora porque consideran que ponen trabas en forma permanente y que están dilatando las negociaciones. Patean la pelota para adelante.

En el MDF aseguran que lo más problable es que se logren listas conjuntas y compitan unidos en un mismo frente electoral

Además, entre los principales dirigentes empezó a expandirse una nueva hipótesis sobre la voluntad de lograr la unidad por parte del cristinismo. Hay quienes creen que Cristina Kirchner quiere la unidad, pero que Máximo Kirchner y los negociadores más vinculados a la organización que conduce no muestran acciones concretas que determinen sus verdaderas intenciones de cerrar un acuerdo. La desconfianza es total.

La defensa a CFK y el pedido de libertad como eje central de la campaña es otro de los puntos de conflicto que aparece en las múltiples reuniones de los últimos días. La Cámpora quiere que sea el centro de la comunicación electoral de la campaña.

En el MDF aseguran que respaldan a la ex presidenta, pero que hacer una campaña pidiendo su libertad es completamente ilógico. “Los vecinos tienen un millón de problemas y nosotros le vamos a hablar de la libertad de CFK. Es un delirio. ¿Le vamos a plantear eso a un tipo que se quedó sin trabajo o a un jubilado que no le alcanza para vivir? Es un disparate», sostuvo un intendente del conurbano.

En el MDF y en varios sectores del kirchnerismo descartan la posibilidad de que haya unidad, en los términos que la planteó la mano derecha de Kicillof. No ven posibilidades de que haya unidad política, ni que el cristinismo respalde a Kicillof después de las elecciones. No hay unidad de concepción ni un proyecto común. No hay una propuesta unificada. Solo está vigente la necesidad de consensuar listas para no someterse a una derrota asegurada.

Máximo Kirchner lleva adelante la negociación con Kicillof y Massa. Los dialógos son complejos y sinuosos

Entre unidad y listas conjuntas, en el kicillofismo no hay dudas. Se tratará de llegar a un acuerdo para compartir las listas de las ocho secciones electorales y en la mayoría de los municipios. Quienes rodean a Kicillof dicen que está teniendo “mucha paciencia” y resistiendo “el destrato” permanente al que lo somete el kirchnerismo duro. También aseguran que está plantado en la necesidad de lograr un acuerdo pese a todo y a todos.

Ir en listas conjuntas implicaría que la ecuación electoral se resuelva de una forma pragmática. Vamos juntos porque separados es peor. Nada más. No, no nos queremos, ni nos vamos a querer. No priorizamos una vida juntos, solo tenemos que compartir el techo. Como si fuera una separación de pareja, en el peronismo bonaerense casi todos aceptan la difícil realidad que afrontan y los costos de las decisiones que tienen que tomar.

“Si no hay unidad, competiremos. La Cámpora va a tener que entender Axel tiene que conducir, que cambió la correlación de fuerza”, aseguró un intendente del interior bonaerense, en las últimas horas, donde por varias oficinas platenses gira la idea de que deben estar preparados para una eventual ruptura. Un influyente funcionario provincial dio un paso más y le apuntó a la organización ultra K: “Quieren embarrar hasta el final e imponer todo. Nada nuevo”.

En el MDF no hay miradas únicas. Incluso conviven los acuerdistas y los que creen que el camino no está allanado para lograr un acuerdo con el cristinismo. Un importante dirigente del ala acuerdista planteó que separarse “sería un suicidio” porque “todos vamos a perder y sacar muy pocos puntos”.

En el massismo creen que se va a llegar a un acuerdo y sino, los que rompan, tendrán que hacerse cargo de una dura derrota (REUTERS/Alessia Maccioni)

En ese sentido, y en forma de ejemplo, agregó: “Nosotros vamos a sacar 10 puntos, los K sacarán 8, Sergio 5. ¿Qué hacemos? Si pasa eso, tenemos que armar las valijas e irnos todos». La posibilidad de un acuerdo están vigentes. Todos saben que es por necesidad y no por convicción. Y, tal como están las negociaciones a esta altura, sigue siendo factible que pueda alcanzar algún tipo de consenso.

El cristinismo, el massismo y el kicillofismo trabajan para presentar un frente conjunto. En el MDF no descartan presentar un frente electoral propio el 9 de julio para resguardarse ante una eventual ruptura. De todos modos, otra opción que se evalúa, y que parece ser la más viable, es evitar presentar un frente y tener ordenados los partidos que contiene el movimiento para, eventualmente, ante una fractura, utilizarlos para presentar una lista.

La interna del peronismo no para. Todos los días hay un capítulo nuevo. Porque, en definitiva, las diferencias son muchas y están muy arraigadas al pasado y el presente. No hay perdón, ni olvida. Es amor por interés. Solo eso.

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